Autor: Fer
En la libidinosa retina del spanker se imprimen con la fuerza de la luz renovada maravillosas imágenes de primavera.
De acuerdo, vale, es cierto que para un spanker refunfuñón la primavera es una época del año que se inicia con una adelanto administrativo de una hora que provoca todo tipo de trastornos sobre el delicado reloj biológico, conocido como circadiano, de los humanos y requiere cambiar todos los relojes de la casa y coche.
Sin duda la famosa primavera se trata de una estación caracterizada por sus cambios de tiempo bruscos, que causan todo tipo de resfriados y serias dudas en la selección de prendas de vestir. Todo ello por no hablar de las inevitables alergias que el despertar de la vida sexual de las plantas, tan generalizada como impúdica con su polen flotando en cada metro cúbico de aire, inflingen en personas sensibles, como solemos ser los spankers.
También la primavera ha generado una iconografía y una lírica de lo más cursi, incitada desde la educación básica por jóvenes maestras que se sienten de golpe alteradas por los cambios climatológicos. Muchas spankees se adhieren sin miramientos a esta cursilería un poco clueca, cosa que detesto y adoro a un tiempo. Detesto desde mi concepción del universo y de su orden natural y adoro desde mi posición de spanker que no solo, de vez en cuando, debe tener algún motivo para azotar a gusto sino que la cursilería es un agravante de cualquier causa justificada o no de azotes.
Sin embargo, hay que reconocer que es muy agradable, después del austero invierno, ver como los días se alargan, como van subiendo las temperaturas y el mundo es más luminoso. También la primavera genera múltiples imágenes muy sugerentes para todo spanker de ojo avizor. Las chicas, con temeridad meteorológica, sacan del armario unas minúsculas camisetitas de tirantes que ya habíamos olvidado que existían, aunque aún se produce un curioso mestizaje con las sobrias y oscuras prendas de invierno.
Es precisamente esa combinación de prendas la que, en las playas, adorna exquisitamente a sus portadoras que pueden llevar unas gruesas medias tipo leotardo combinadas con los tirantitos, todo ello con una piel de blancura alabastrina. Ellas levantan un poco sus faldas para tomar el sol en sus piernas invernales. O desabrochar la blusa. Algunas veces es una pareja que medio vestida de invierno y habiéndose quitado ella alguna prenda estratégica retozan descuidadamente en la playa ofreciendo un espectáculo sin par.
Todas estas imágenes despiertan al spanker del letargo invernal y le recuerdan que el mundo está lleno de dulces anatomías glúteas que podrían ser objeto de su corrección de forma real o imaginaria, ¡qué más da!
3 comentarios:
La primavera, la sangre del spanker altera... y cualquier día, aparecerá con una cámara incrustada entre los dientes.
Bonito canto spanker a la primavera, ves como al final, es una estación que no te parece tan mal.
Besos
Es cierto, he de reconocer que al final la primavera (gracias a los antihistamínicos) no me parece una estación tan mala.
La playa de la malvarrosa de Valencia Fer?
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