lunes, 31 de diciembre de 2018

Un nuevo año



Sabemos que este año no ha sido prolífico en nuevas entradas. Hay veces que el trabajo o cualquier otra obligación no nos dejan tempo suficiente para nuestras aficiones. Por eso, nuestro propósito de año nuevo, es mantener el blog activo y que el "Espíritu Spanko" brille todo el año.
Fer y yo, os queremos desear un año nuevo lleno de prosperidad, salud y plenitud. Nosotros seguiremos por aquí, compartiendo todo aquello que nos parezca interesante excitante, divertido... Y que nos haga pasar momentos estupendos, momentos de azotes y nalgadas.




Marita


sábado, 29 de diciembre de 2018

Humillación


Ser castigada o disciplinada es algo que me excita muchísimo y lo acepto, sin embargo hay un componente en este juego que practico, que me costó bastante más asumir. Hablo de la humillación. 
Sé que la humillación forma parte del atractivo de la disciplina, pero hubo un tiempo en que no lo entendía. Por ejemplo: En una charla con amigas podría comentar: "Los azotes me excitan", pero jamás diría: "Me pone ser humillada".
Los spankos sabemos que no solo hablamos de azotes. Dentro del juego, hay posturas en las que te expones totalmente, ser castigada cara a la pared, o que te hagan hacer las tareas de la casa totalmente desnuda, con el culo rojo después de la zurra, (por poner un ejemplo), son parte del castigo, el cual me provoca gratas sensaciones, pero que al mismo tiempo me avergonzaba.
Pensando mucho en el tema me doy cuenta, que el sexo tiene un aspecto emocional y la humillación es una poderosa emoción dentro de este juego sexual que es el spanking.
Todo forma parte de una fantasía entre dos y la otra persona con la que la comparto, no me maltrata, ni disfruta haciéndome llorar o sufrir. Yo tampoco soy una victima que acepta la humillación. Estoy hablando de todo lo contrario, ambos nos entendemos a la perfección, disfrutamos, y hay más respeto, amor y comprensión, que en muchas otras clases de relaciones.



Autor: Marita


miércoles, 26 de diciembre de 2018

Confiar


Cualquier relación se construye a partir de la confianza, si hablamos de spanking, esa confianza es algo esencial.
La confianza evoluciona a lo largo del tiempo, el spanking y otras actividades sexuales requieren seguridad con la otra persona. Sin embargo, la mayoría de los spankos nos conocemos a través de la red, y a veces ni siquiera queremos una relación, si no encuentros esporádicos, por lo que las prisas pueden jugarnos una mala pasada. No nos paramos a pensar que ceder el control a otra persona, puede ser peligroso.Cuando nos encontramos con alguien por primera vez, con el fin de "jugar", el dialogo abierto y honesto debe ser el punto de partida. No tengamos prisa antes de estar con un desconocido a solas en una habitación. Ambos participantes deben poder confiar el uno en el otro, con sus pensamientos y sentimientos, con sus enterezas y fragilidades.
Exponer muy claro lo que se espera, intensidad de los azotes, si quieres marcas o no, zonas que no deben ser tocadas, sexo...
Lo ideal sería poder quedar para tomar algo en un sitio público unas cuantas veces antes de lanzarse, pero sé lo difícil que es cuando se vive a una distancia considerable, así que hay que conformarse con el video chat, que nunca será tan cercano como verte cara a cara durante unas horas. Esa confianza puede empezar a ganarse desde un primer "café", hablando del consentimiento, límites, experiencias, como te gusta jugar, que te motiva... Todo esto te ayuda a confiar, y que pasado un tiempo vayas a más, o a no tener que usar la palabra de seguridad, porque el spanker sólo observando a su compañera sabe donde está su límite y casi puede leer su mente.
Así que no olvidemos que confiar, es primordial para una relación exitosa de intercambio de poder , que sólo se puede lograr con el tiempo y aprendizaje mutuo.



Autor: Marita

lunes, 24 de diciembre de 2018

¡Feliz Navidad!


Autor:  Fer

A todos los lectores y seguidores de este blog, a todos los comentaristas y, por supuesto, a todos los colaboradores. Les deseamos una muy feliz navidad.

A todos nuestros y nuestras queridos Spankers, spankees y switchs. A todos los que vivís de  una forma o de otra el mundo spanko: Feliz Navidad

Es cierto que el mundo se divide entre los que aman las navidades y los que las detestan.... hoy les deseamos unas buenas fiestas a todos, unos que gocen de las navidades y los otros que las sobrelleven lo mejor posible (y si es con azotes consensuados entre adultos, muchísimo mejor)

martes, 18 de diciembre de 2018

Su primera experiencia



Uno de nuestros lectores, me mandó un mail, contándome como descubrió el spanking. Con su permiso, por supuesto, lo  comparto con vosotros.

Tenía unos vecinos que discutían constantemente. Yo tenía 19 años, ellos no llegaban a los 30. De vez en cuando, si mis padres no estaban, mi vecino venía a mi casa a tomar una cerveza y solía contarme sus problemas con su novia. Nada en su relación funcionaba, ni siquiera el sexo. Él se quejaba de el mal genio de ella, y como de una tontería podía formar una gran batalla. No tardaron mucho en romper del todo. 
Pasados unos meses, me encontré a mi vecina en el portal y la ayudé a subir las bolsas de la compra. Ella me invitó a tomar un café, y no tardó ni dos minutos en tontear descaradamente conmigo. Me preguntó: ¿Qué te gustaría hacer conmigo? Mi respuesta la dejó sin palabras por unos segundos. "Unos azotes no te vendrían nada mal", tengo que decir que la frase la saqué de una peli antigua cuya escena resultaba ser bastante ardiente. Después y con mucha ironía me dijo: "¿Un crío me va a azotar a mi?". Sin pensarlo, la agarré del brazo, la puse sobre mis rodillas, y comencé a zurrarla. Al principio no fui brusco, tampoco sabía como iba a reaccionar ella, cuando vi que solo lloriqueaba pero no luchaba por liberarse, le subí el vestido, bajé sus bragas y comencé a azotarla más fuerte. Cuando acabé, su comportamiento era totalmente sumiso y terminamos en su cama. En aquel momento me acordé de su ex, cuando me contaba la falta de sexo que existía entre ellos. 
Después de ese día, nos enrollamos muchas mas veces. Siempre hubo azotes antes del sexo y de los fuertes. Una vez ella misma me entregó su cepillo, quería probar algo más rudo. Terminó llorando, abrazada a mi, y completamente mojada. 
Desgraciadamente, cambió de trabajo y tuvo que trasladarse a otro barrio más cercano a su empresa. Nunca más nos volvimos a ver.
En casi todas las relaciones que tuve después, he azotado a mis parejas. Casi siempre por erotismo, pocas por disciplina. De todo esto ya han pasado bastantes años, ahora estoy casado y a mi mujer no le interesan los azotes ni como juego. Tampoco los echo de menos, creo que mi lado spanko, surgió como algo casual y desde mi primera experiencia como spanker he estudiado mucho las actitudes y comportamientos de muchas damas, y las señales que estas envían cuando desean ser dominadas y sometidas. 
Los azotes tanto eróticos como disciplinarios, dependiendo de los gustos, son un excelente complemento para el sexo, pero creo que muchas veces también ayudan al buen funcionamiento de la relación de pareja.



Autor: Un lector

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Azote y Café

Autor: Fer

Azote y Café es una página seria, más orientada a s/D que a Spanking, sin embargo en su título contiene la palabra azote y los azotes son un tema recurrente en esta web. Ya lleva cinco años en la red, no es muy activa, sin embargo sus contenidos son de buena calidad.

Muchos de nuestros lectores se interesan por la disciplina doméstica y por sus correspondientes fantasías. En este blog hay bases interesantes sólidamente instaladas en el mundo real.

Su autora Ángela, también autora de un libro sobre esta temática, se presenta de esta forma en su web:
¡Hola! Soy Ángela, Pelusilla, Angie… me llaman de muchas maneras, elige la que más te guste, no es relevante. Tengo 29 años, adoro escribir, estudié diseño de interiores, me encantan los gatos, estoy casada con mi Amo con el que tengo dos hijas preciosas. Soy un poco caótica, melancólica y soñadora. Me tomo las cosas muy en serio aunque suelo tener una sonrisa en la cara.
Soy una chica felizmente normal aunque, al saber que mi relación se basa en la dominación 24/7, pueda parecer que no es así. Pero creo firmemente que lo normal es ser diferente y que nuestras diferencias no nos encasillan o nos definen, sólo nos conforman. Conozco al amor de mi vida desde hace 11 años y le pertenezco desde hace 7, es algo que deseé desde niña y que vivo cada día como un extraño cuento de hadas que se hizo realidad… esa es mi forma de ser cotidiana, normal.
Soy muchas cosas, pero solo soy yo. Escribo y me analizo, lucho cada día por sacar a la luz todo lo que llevo dentro y aquí dejo parte de ese proceso reflejado… un batiburrillo de “sinsentidos” que le dan sentido a todo.
Una cosa que no dije es que tiendo a hablar demasiado así que si quieres conocerme un poco mejor,  de una manera más cercana… ¡Pásate por mi cuenta personal de Twitter!: @azoteycafe

Esta web merece ser tenida en cuenta. Estoy seguro que las amigas que bailan en el límite entre Spanking y BDSM, entre juegos de azotes y dominación, entre amor y dolor, entre sumisión y libertad sexual... disfrutarán conociendo esta web.

viernes, 7 de diciembre de 2018

La imagen del día

¿Pero a quién tenemos aquí? Si es el mismísimo Sr. Grey, el más famoso de los Dominantes, y por lo que se ve en la fotografía, parece ser que se pasa a nuestro bando. Bien hecho Christian, el Bdsm es demasiado serio, con tantas normas que cumplir. El spanking es más natural y divertido. Lo va a pasar genial y estoy segura que spankees no le van a faltar.




Autor: Marita


Unos consejos



De la página mitchaftermidnight.tumblr.com, unos consejos para aquellos nuevos spankers, o para los que "la situación" se les escapa de las manos.

1. Cuando menos se lo espere aumenta la intensidad del azote, hazlo varias veces, que no sepa que esperar.
2. Si la spankee ríe o bromea, azote más fuerte
3. Toma algún descanso, sólo para agarrar su pelo, reñirle o susurrarle algo perverso a su oído, que sepa quien está al mando.
4. Asegura posiciones donde no vea tus manos, así no se preparará mentalmente para el próximo azote.
5. Acaricia sus nalgas de vez en cuando.
6. Si en otk lucha mucho y te lo pone difícil, agarra sus piernas entre las tuyas.
7. No bromees sobre la situación, o no te tomará en serio.
8. Jamás le preguntes ¿Está bien así?, ¿Más fuerte?
9. Las manos del spanker son geniales, la intensidad, su calor, su tacto... Pero los implementos también son necesarios, un toque especial no viene nada mal.
10. Cuando todo termine, recuerde los abrazos y cuidados posteriores




Autor: Marita


lunes, 3 de diciembre de 2018

El arte del azote


Secretary (2002). Imagen: Slough Pond / TwoPoundBag Productions / double A Films.

Este largo artículo aparecido en Jot Down que aquí presentamos, cuyo autor es Juan Lapidario, demuestra que cada vez se habla más de este tema de forma pública. Las series de Netflix, HBO, Amazon Video, Filim, etc. han hecho mucho por esta difusión así como la música, la literatura y el cine. Los azotes está aquí y no se les puede negar su existencia. La ilustración es una jovencísima Maggie Gyllenhaal siendo castigada por el siempre inquietante James Spader en la película Secretary.

Fer



No conozco nada más magnífico que unas nalgas que se sacuden bajo una mano, se endurecen y a continuación vuelven a suplicar otro azote. Se entregan y se rebelan en el mismo movimiento…
El arte del azote, Jean-Pierre Enard
RBP
19 de agosto de 1996. En el Radio City Music Hall de Nueva York, la cantante Carly Simon se siente aterrorizada ante la perspectiva de actuar en pocos minutos, en función privada, con motivo del quincuagésimo cumpleaños de Bill Clinton. Para calmar su miedo escénico recurre a un remedio habitual en sus giras, y lanza un gesto nervioso a su orquesta. Sonriendo, el saxofonista, el trompeta y el trombón se turnan para poner a Carly sobre sus rodillas y darle unos juguetones azotes en el culo. Desgraciadamente, el telón se levanta antes de tiempo, en plena azotaina. «Estoy segura de que a Clinton le encantó», recuerda la cantante… El dolorcillo físico la distraía del paralizante malestar mental; la azotaina funcionaba como disipador de tensiones y nudos emocionales. Sin embargo, de entre los múltiples usos de las palmadas en las nalgas, no es este el que más me interesa.
En el mismo 1996, la periodista Daphne Merkin escribió un controvertido artículo en The New Yorker hablando de su atracción erótica por el spanking, es decir, por verse azotada en las nalgas «por una firme mano masculina». Es una lectura interesante a pesar de su innecesario aire de disculpa y autojustificación: como veremos, no hay nada extraño en gozar de la estimulación extra que ofrecen los azotes interpretados como dolorosas caricias. Por supuesto, el arte de la azotaina no tiene nada que ver con el machista e impotente axioma nietzscheano («si vas a ver a una mujer, llévate el látigo»), ni tampoco con los castigos infantiles, afortunadamente ya en desuso. En este artículo libertino planeo compartir con los lectores y lectoras el placer de las nalgas enrojecidas y los azotes firmes, sea como acompañantes del frenesí sexual, sea como práctica erótica en sí misma… Así que desabróchense los cinturones y vamos allá. 

El sutil equilibrio entre golpe y caricia
Pregunté a Michèle si la azotaina le había hecho daño. Ella dijo que sí, con un tono cuya modestia sugería de forma irresistible el orgullo y un placer, una felicidad incluso, sordas y salvajes.
Elogio de la azotaina, Jacques Serguine
RBP
Cuando el azote se practica como juego libertino, no se corre el riesgo de que el presidente Clinton abra la puerta en cualquier momento… Pero sí hay que tener cuidado con qué se hace y cómo, a riesgo de acabar convirtiendo un juego erótico en una inesperada batalla a muerte.
Pongámonos un momento la bata de laboratorio y analicemos la azotaina desde un punto de vista puramente físico. Durante un spanking el cuerpo azotado reacciona aumentando la producción de adrenalina, lo que incrementa los niveles de respuesta y excitación. Si los azotes se propinan con maestría (es decir, con el ritmo adecuado y un medido crescendo de intensidad), el cuerpo no tarda en producir endorfinas, una droga endógena que no solo palia el dolor sino que resulta placentera por sí misma. Cierta configuración del gen SCN9A predispone a generar grandes cantidades de endorfinas: he ahí un estímulo para la manipulación genética que dejo encima de la mesa.
La clave para una azotaina placentera es saber dónde y cómo azotar. Este texto no pretende ser una guía práctica, pero me permito un par de consejos: la mano desnuda suele proporcionar una mejor experiencia (ah, el tacto de piel con piel, la intimidad física inesperada), aunque no se debe desdeñar el uso de instrumentos si se quiere jugar con más intensidad… Pero los azotes con látigo, fusta, Jot Down en papel u otros implementos de tortura quedan para un futuro artículo. Las zonas más azotables del cuerpo son la parte baja de las nalgas, los muslos (con cuidado) y el ocasional manotazo que parece errar su objetivo y casualmente aterriza en la zona genital.
Todo aficionado al spanking se acaba convirtiendo en connoiseur de los diferentes tipos de nalgas. En un memorable párrafo de El arte del azote (divertido librito de Jean-Pierre Enard ilustrado por Milo Manara) el autor desgrana su propia enumeración: «Hay culos traviesos, sin apenas curvas, su forma encerrada en pantalones tan apretados que se puede ver la línea de las bragas. Culos anchos y fuertes, que llaman la atención con autoridad, culos que te hacen sentir que no podrías ser su amo jamás (…); culos temperamentales, rígidos o relajados según su humor, ahora animados y alegres, luego amenazadores, tensos; culos lánguidos, que se contonean de forma holgazana y se retraen al ver acercarse la mano; (…) culos dormidos que aguardan el beso que los haga despertar».
RBP
Por supuesto, la parte psicológica es la que más excitación aporta, más allá de que evoque situaciones de intercambio de poder o autoridad (jefe-secretaria, profesora-alumno). En una azotaina hay desnudez, indefensión voluntaria y deseada, calor, brutalidad controlada. Una ternura salvaje, animal, primaria y jadeante, aunque el spanker azote con una serena y profunda calma, con precisión casi quirúrgica, siguiendo su propia música de las esferas… o de las nalgas. Los azotes tienen su propia respiración, su ritmo intuitivo y no calculado, como no se calcula el número de movimientos de un coito.
Lo más importante del arte del azote es que no hay que azotar jamás con rabia en el corazón. El spanking no debe ser nunca una vía por la que desahogar la ira o materializar reproches hacia la persona azotada. Una azotaina puede simular juguetonamente un castigo, nunca serlo; depende de un sentimiento, no de un resentimiento. Quien azote debe hacerlo con ánimo placentero, irónico y lúdico, lo que no significa haciendo el payaso. La azotaina ritualiza eróticamente una forma de agresión y la convierte en un placer mutuo y consentido. En palabras de Jacques Serguine: «la azotaina, a condición de ser admitida por las dos partes, tiene el mágico privilegio de convertirse en un gesto de amor, exorcizando lo que en el amor reside y residirá siempre de violento, de hostil, de desigual, de divergente y agresivo». Por eso mismo es tan importante no dejarse llevar, una vez se levanta la mano, por la rabia o el lado oscuro de la Fuerza. Añade Serguine poco después: «es un gesto de amor, y como todos puede ser alterado, degradado, se puede corromper su uso, profanar su sentido».
No hay que olvidar jamás que el azote es una variante reforzada de la caricia. 

«Un delicioso calor, probablemente sexual…»
RBP
El azote no es fuerza, ni obligación, ni violencia. Quien lo utilice para castigar o para obligar no entiende nada de este arte. Aún más, hay muchas posibilidades de que el acto degenere rápidamente en una serie de golpes y heridas que no tienen nada que ver con el azote.
El arte del azote, Jean-Pierre Enard

Tanto el citado librito de Enard como el fundacional Elogio de la azotaina de Jacques Serguine se centran en el azote erótico femenino… Y, sin embargo, es igual de frecuente el masculino, aunque históricamente se haya camuflado mucho más.
20 de noviembre de 1917. Thomas Edward Lawrence, alias Lawrence de Arabia, se infiltra como espía en la ciudad de Deraa, ocupada por los turcos, y es capturado por los hombres del bey local. En su celda Lawrence es desnudado, manoseado por el bey y azotado con un rebenque, una especie de látigo corto. Cuenta el propio Lawrence en Los siete pilares de la sabiduría: «Recuerdo que el cabo me daba puntapiés con su bota herrada para que me incorporase (…) Recuerdo que le sonreí perezosamente, ya que un delicioso calor, probablemente sexual, crecía dentro de mí». La cursiva, junto con la sospechosa exactitud con que describe el látigo en el capítulo, han hecho sospechar a muchos biógrafos que Lawrence era masoquista en el sentido literal del término, es decir, que extraía placer sexual del dolor físico. Nunca quedó del todo claro qué ocurrió esa noche en Deraa, y hay quien cree que todo fue una fantasía febril… De cualquier modo, el masoquismo de Lawrence ayuda a comprender muchos puntos oscuros de su biografía, desde su tendencia al ascetismo mortificador hasta sus peticiones posteriores a su amigo John Bruce para que le azotara, esgrimiendo excusas cada vez más peregrinas.
El hecho de que los azotes se utilizaran frecuentemente como recurso disciplinario infantil, más con los niños que con las niñas, tuvo a veces consecuencias inesperadas. Jean Jacques Rousseau recuerda así en sus Confesiones las azotainas que le proporcionaba a los ocho años la maestra Lambercier, de 30: «no imaginaba entonces que iba a influenciar mis inclinaciones, deseos y pasiones para el resto de mi vida; caer a los pies de una dómina autoritaria, obedecer sus órdenes o implorar su perdón siempre fueron para mí agradabilísimos placeres…». Por su parte, el poeta británico Algernon Swinburne disfrutaba profundamente de la disciplina inglesa (ejem), y en particular de los duros castigos corporales con vara de fresno que se infligían regularmente en Eton.
Estos ejemplos podrían hacer pensar que hay una fuerte correlación entre el haber recibido azotes de pequeño y el gusto por el masoquismo en la edad adulta… Pero algunos estudios, como el dirigido por el sociólogo Murray Straus en los 70, muestran que puede ser un factor contributivo pero ni mucho menos suficiente; más bien un catalizador oblicuo para reconocer una tendencia y disfrute propios que un factor creador de preferencias sexuales.
De la severidad a la voluptuosidad
No se trata de hacer daño, sino más bien de hacer el daño suficiente, dentro del interior limitado y espacioso de una convención: es lo contrario de la crueldad.
El arte del azote, Jean-Pierre Enard
No resulta sencillo bucear en los orígenes históricos del azote como juego erótico, aunque parece que el impulso de dar un par de estimulantes cachetes de vez en cuando es universal. El Kama Sutra propone cuatro tipos de golpes con los que estimular y expresar la excitación: con el dorso de la mano, con la palma, con el puño y con los dedos levemente contraídos. Varios manuales sexuales chinos, como los recopilados en Artes del dormitorio, de Douglas Wile, mantienen que un poco de dolor sabiamente administrado aumenta la potencia del orgasmo.
En la así llamada «Tumba de la Flagelación» de la Necrópolis de Monterozzi, en Italia, se conserva un fresco etrusco datado en el siglo v a. C. que muestra a dos hombres y una mujer enzarzados en lo que parece una fellatio acompañada de latigazos en las nalgas. Algún tipo de ritual erótico-religioso de origen dionisíaco, tal vez… Imágenes similares pueden verse en los frescos pompeyanos.
En esa época los azotes, propinados o recibidos, se consideraban mano de santo para revigorizar los ardores masculinos. En el Satiricón de Petronio la impotencia (languor) del narrador se cura con unos buenos azotes en el miembro… Durante las fiestas lupercales, que se celebraban a mediados de lo que hoy es febrero, los sacerdotes luperci corrían por el monte Palatino azotando a los paseantes con látigos de cuero llamados februa. Estos azotes aumentaban las posibilidades de embarazo de una mujer y la virilidad de los hombres… Desgraciadamente en el siglo vi se prohibieron estas fiestas por indecentes, sustituidas por el hortera San Valentín. Desde hace unos años unos cuantos libertinos intentamos recuperar la tradición pagana original, pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión.
El mayor auge del spanking erótico llegó, previsiblemente, con la disciplina inglesa de la época victoriana. Buena parte de la pornografía de la época muestra flagelaciones y azotes eróticos, anticipando y fijando gran parte de las fantasías del spanking contemporáneo: la institutriz severa y el alumno rebelde, la espía capturada, la doncella revoltosa…
Durante la primera mitad del siglo xx se vivió otra edad de oro de las representaciones gráficas y literarias del spanking, un extraño y potente boom localizado en Francia. En Histoire de la fessée, de la sévère a la voluptueuse, Jean Feixas recuerda esa etapa con una cierta admiración desconcertada, sin que hayan quedado nunca claros los motivos del auge repentino. La publicación más frecuente en aquellos años era la novela para adultos ilustrada con grabados más o menos bien conseguidos de azotainas; discretas obritas de consumo rápido vendidas por correo o en librerías especializadas. Tras la Segunda Guerra Mundial el interés decayó un tanto, aunque puede seguir rastreándose la pasión francesa por las azotainas en la cultura popular… Por ejemplo en la canción La fessée de Georges Brassens, escrita en 1966, en la que unos azotes propinados como castigo corporal se convierten en algo muy diferente.
En la segunda mitad del siglo xx, Estados Unidos y en particular Hollywood tomaron el relevo como productores de ficción spanker camuflada de «azotes correctivos». En muchos sketches televisivos Lucille Ball acababa sobre las rodillas de algún azotador (generalmente su marido Desi Amaz), adoptando ambos un aire juguetón que hacía sospechar cierto entusiasmo. Además, en Estados Unidos existe una bonita tradición por la que la persona que celebra un cumpleaños recibe el mismo número de azotes en el culo que años cumple, más uno «para que crezca»… Una versión hardcore de los tirones de orejas. La actriz Natalie Wood, al cumplir los 18, acabó tumbada sobre las rodillas de su compañero de reparto Tab Hunter, inmortalizados ambos en una magnífica foto. Tan famosa se hizo esa imagen, que muchos años más tarde Hunter repetiría azotando a Natasha Wagner, la hija de Natalie, en exactamente la misma postura…
El periodista Joe Hyams explica en su autobiografía una anécdota interesante ocurrida en 1955 durante una entrevista con Ava Gardner, en un bar de California, para la revista Look. Tras una pregunta incómoda del columnista, Ava respondió con un soberbio puñetazo en la mandíbula que le arrojó al suelo. En un acto reflejo, Hyams se levantó, tumbó a la actriz sobre sus rodillas («era la primera vez que la tocaba: me sorprendió que fuera tan ligera, tan suave y femenina») y levantó la mano para propinarle unos azotes en el culo. En ese momento ambos se quedaron inmóviles, conscientes de que todo el bar les estaba observando, y volvieron poco a poco a sus asientos. Hyams esperaba encontrarse con una gélida mirada de odio, pero la Gardner sonreía de oreja a oreja… Es inevitable preguntarse si durante las entrevistas de Jot Down se producirán momentazos similares.
Aun violando las reglas del azote de Serguine que antes comentábamos (no azotar con rabia o como castigo), el carácter inesperadamente lúdico de este intercambio lo convierte en esencialmente inofensivo, con un sutil subtexto sexual aparentemente bienvenido por ambas partes. Volvemos a la anécdota con que se abre este artículo: el azote o su amenaza como liberador-de-tensiones, incluyendo la tensión sexual no resuelta.
Sin embargo, no todas las actrices reaccionan igual ante la perspectiva de unas nalgas enrojecidas. Keira Knightley estuvo a punto de rechazar el papel de Sabina Spielrein en Un método peligroso, incómoda por las dos escenas de spanking del guión… Finalmente los azotes fueron fingidos mediante un cuidadoso enfoque de cámara y una especie de caja interpuesta ante las nalgas de la actriz. Justo antes de rodar la escena, Keira amenazó medio en broma medio en serio al actor Michael Fassbender, diciéndole que si se le iba la mano y le azotaba de verdad durante el rodaje, le diría a su guardaespaldas que le rompiera las piernas. No es de extrañar que con tantas precauciones el resultado final sea sobreactuado y tan falso como para provocar vergüenza ajena.
Afortunadamente, por Hollywood ha pasado gente más interesante. De Warren Beatty se ha comentado a menudo que es aficionado al spanking, entre otras cosas porque poco después de su tórrido affaire con Madonna esta compuso la canción Hanky Panky, con versos como «Trátame como si fuera una mala chica, aunque sea buena contigo / no quiero que me des las gracias, limítate a darme unos azotes…». Sin duda, esto le da un nuevo ángulo a la frase de Woody Allen: «me gustaría reencarnarme en las yemas de los dedos de Warren Beatty». El mismo Jack Nicholson atesora, entre sus muchos apodos surreales, el de Spanking Jack. Una de sus parejas, la ya fallecida Karen Mayo-Chandler, le recuerda con esta imagen imborrable que parece salida de las tomas falsas de Las brujas de Eastwick: llevando boxers de satén azul, calcetines naranja fluorescentes y una amenazante pala de ping-pong en las manos… A menudo el asunto se limita a un cierto postureo fotográfico, como en las famosas fotos de Jane Birkin posando en actitud spankee ante Gainsbourg o la de Sofia Coppola en Vanity Fair recibiendo una fingida azotaina de su amante Marc Jacobs.
Y ya que hemos trazado un estimulante rumbo por Hollywood, parece apropiado terminar este artículo con dos recomendaciones cinematográficas y una televisiva. Hablando de azotainas es imprescindible mencionar Secretary, esa pequeña joya que cuenta con alguna de las mejores y más auténticas escenas de spanking de la historia del cine. Ah, esa Maggie Gyllenhaal inclinándose sobre el escritorio ante la mirada severa y algo sorprendida de James Spader… Menos conocida pero igualmente pertinente para el tema tratado es la coreana Mentiras (Gojitmal), en la que se narra la tormentosa relación de un escultor sadomasoquista de 38 años y una jovencita de 18. Ambos se alternan como spanker y spankee en una historia de amor y moratones que resulta a la vez tierna, divertida y cercana.
La recomendación televisiva con la que voy a despedirme es una broma, lo reconozco, pero una que todavía me hace sonreír cada vez que la recuerdo. Y es que en cierto capítulo de The Big Bang Theory (el décimo de la sexta temporada) el mismísimo Sheldon Cooper se deja engatusar por su novia Amy y acaba «castigando su mal comportamiento» mediante unos científicamente calculados azotes en el culo… La cara de Amy al recibirlos podría ser, en realidad, un buen resumen fou de este artículo.