lunes, 22 de diciembre de 2008

Feliz Navidad


Autor: Fer

Este blog se ha tomado unas largas vacaciones de dos meses.

Ahora reiniciamos su edición con un artículo muy serio, tanto que no nos atrevemos a ilustrar, de Gerardo Romo Morales que es un auténtico ensayo sobre el spanking. También de los azotes se puede escribir un artículo científico y esta es la prueba. Agradecemos a nuestro amigo Gerardo el habernos cedido este importante artículo y le pedimos disculpas por el retraso en su publicación. ¡Gracias Gerardo!

También publicamos una traducción de un excelente artículo de MESTRETON sobre Spanking y literatura. ¡Moltes gràcies al bon amic Ton!

El mundo de los blogs, como siempre, es cambiante. Nuestro amigo Cometospk ha cerrado su excelente trabajo en el Despacho del Spanker y también nuevos blogs aparecen y desaparecen.

¡Feliz navidad! (que es lo que nos toca decir a los que no nos gusta esa fiesta)

domingo, 14 de diciembre de 2008

SPANKING Y LITERATURA (I) “Spanking the Maid” (1982)


Autor: MESTRETON

Iniciaremos esta nueva sección comentando una pequeña obra del escritor norteamericano Robert Coover, de la que apareció una edición en lengua española el año 1985, en la colección Panorama de Narrativas de la Editorial Anagrama, con el título de Azotando a la doncella. Su traducción corrió a cargo de Juan Antonio Masoliver Ródenas.

Calificada por el crítico literario Larry McCaffery como “una obra maestra en miniatura de la narrativa postmoderna”, Robert Coover nos ofrece en esta novela corta una sutil alegoría de los vínculos más ocultos que implica el Poder. Con un humor que podríamos calificar como británico y quizás a causa de la documentación que el autor ha podido consultar sobre la época victoriana, el libro expone de forma obsesiva la relación entre un amo y su criada, encadenados al ritual de su cotidianeidad. Con un ágil uso del lenguaje, del que cabría destacar el uso de onomatopeyas de creación propia, Coover consigue engancharnos al desarrollo de una febril trama, en la que, sin partir de un inicio ni llegar a un final y con un ritmo frenético, las diversas escenas de la relación van apareciendo ante nuestros ojos en un intenso crescendo de imaginación y de creatividad, que llega hasta su punto más álgido para volver posteriormente a moderarse paulatinamente hacia el final de la obra.

Aunque no pueda ser calificada como una obra erótica, la considero como una de les más preciosas muestras de la nada prolífica Literatura (con mayúscula) existente sobre el spanking. Algunas de les escenas que se nos ofrecen consiguen que nuestra libido alcance cotas altísimas de calor. A continuación, reproduzco para vuestra satisfacción un par de pequeñas muestras:

Él la tiene sobre la rodilla izquierda, con sus piernas trabadas entre las de él, con la muñeca sujetada a la espalda, la falda levantada y las bragas bajadas, y le pega con la mano primero una nalga, enrojeciéndola elegantemente en contraste con el deslumbrante alabastro (recordando los manuales) de la otra, luego atacando a su compañera con igual entusiasmo.

A veces la reclina sobre sus piernas. A veces tiene que inclinarse sobre una silla o sobre la cama, o tenderse del todo, o él la potrea sobre las almohadas, la cómoda o un taburete, hay manuales para esto. Lo mismo con las bragas: si has que ajustarlas a las nalgas, como una segunda piel, o bajarlas, y de bajarlas por quién de los dos, hasta dónde, etcétera.

Un libro ciertamente recomendable para todos aquellos que amáis este mundo del spanking. Una obra cuya lectura no os cansará de ningún modo, aunque sea sólo en atención a su corta extensión. Una texto que nos ha legado una de las más divertidas amenazas con las que nunca me había encontrado, formulada por el amo a su doncella antes de comenzar a zurrarle el culo. Ahí va:

“¡Cuando haya acabado, encima de él podrás cocinar pajaritos o asar castañas!”


Nota: Este artículo se publicó en catalán el blog Spank Català y ahora ha sido traducido al castellano por gentileza de su autor MESTRETON (Ton), a quien damos las gracias.


domingo, 12 de octubre de 2008

El cuerpo. De las posturas a las instituciones a partir de una práctica alternativa.[1]

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

¿Cuántos son muchos, pocos o demasiados?


Autor: anitaK[SW]


Como decía el gran cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa: “yo pregunto a los presentes, si se han puesto a pensar…”. Porque yo sí lo he pensado y me he hecho esta pregunta muchas veces con respecto a la vida de los spankos.


En algún momento de nuestras vidas descubrimos que somos spankos y que nos gusta alguno de los roles: spankee, Spanker, switch… Y es allí que la mayoría de nosotros decide hacer esa fantasía realidad y a veces lo logra, ya sea gracias a una novia o una prima que nos celebra unos azotitos en sus nalgas, o algún primo o novio al que provocamos para recibir alguna nalgada. Si eso no sucede, esperamos la llegada de ese spanko que complemente nuestra fantasía. A veces se da, a veces no. Pero hoy quiero hablar de cuando sí se da.


Quizás esté equivocada pero estoy convencida que el Spanking, una vez que lo probamos, se nos convierte en vicio. Es decir, no sabemos vivir sin él: se nos hace básico, imprescindible, esencial. Y allí comienza el verdadero “calvario”.


Les recuerdo que hablo de las personas que no tienen una pareja spanko estable y que se ven en la necesidad de salir a buscar con quién jugar. Visitan grupos, tratan de hacerse notar para que alguien se ponga en comunicación con ellos, o se mantienen en el anonimato por diversos motivos, pero siempre acechando en busca de un compañero de juego que lo complemente.


Los que tienen suerte, encuentran para jugar una vez luego de un tiempo de conversaciones, de algún encuentro en directo, de ver que sí hay “química” con el otro y que se puede confiar en él. Pero ese encuentro quizás se de una vez, y aunque todo quede bien, pasa que no siempre podemos coordinar con la frecuencia que quisiéramos. Puede ser por la distancia, por los horarios de trabajo, por la familia o por mil circunstancias más. Entonces repetir ese encuentro se hace difícil. Eso hace que la búsqueda comience otra vez y quizás se repita con la misma o seguramente con diferentes personas.


Si el spanko vive en una gran ciudad, quizás no tenga muchas opciones porque no conoce a mucha gente. Si vive en una ciudad pequeña, probablemente conozca a unos pocos o a nadie. Casi todos encontramos a nuestro compañero de juegos en otra ciudad. O en otro país, como es mi caso. A veces es fácil comunicarse, pero la mayoría del tiempo no es así.


Entonces… saltamos de un spanko a otro con la ilusión de que este sí sea el definitivo, pero casi nunca lo es. Así que miramos por un momento nuestro camino y contamos: uno, dos, cinco, veinte, cincuenta…


Entonces nos preguntamos… ¿cuántos Spankers o spankees son pocos, o muchos, o demasiados? ¿Cómo saberlo? ¿Quién lo puede decir? Yo creo que es una cuestión personal el decidir con quién se juega. Y que cada cual va a seguir buscando el compañero “ideal” hasta que encuentre uno que se ajuste a lo que desea o decida cesar su búsqueda y quedarse solo. También está la opción (para mí la más inteligente) de no buscar y simplemente esperar a que llegue; mientras tanto disfrutar al máximo de las compañías que se presentan.


Claro que si una mujer (aún hoy en día) decide elegir la última opción, corre el riesgo de que se la tilde de "promiscua”, “casquivana” o de tener “devaneos” con los hombres. Y lo más gracioso de todo esto, es que seguramente sea criticada por las otras mujeres, no por los hombres. Cosas de la vida spanka, ¿no?