Me agarras del brazo y me sacas a la fuerza del agua.
Me colocas sobre tus
rodillas, y sin más dilación empiezas a azotarme duro, sin piedad.
El dolor de
los azotes se intensifica con la humedad de mi piel, y el pálido color de mis
nalgas se transforma en un rosado intenso y delicioso.
Ese mismo rosado que más tarde me deleitará al mirarme
frente al espejo
2 comentarios:
Muchas gracias por haber puesto ahi un enlace para nuestro blog! Me ha permitido de hacer lo mismo en rose-violette.
(Y perdoname para mi espanol vacilante: no ha praticado despues muchos anos, y mi teclado no conozce los acentos)
Constance
Tout au contraire. Merci a vous, Constance et Simon
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