jueves, 15 de junio de 2006

El rapto de Sabina


Autor: Fer

De pequeño visité unos cuantos museos, en esos agotadores recorridos a los que iba por obligación prestaba atención a unas piezas, ya fuese pintura o escultura, muy particulares y solía desconectar el resto del trayecto. Algunas pinturas, como la Gioconda de El Louvre, hoy tan de moda con el Código Da Vinci, solo me llamaban la atención por ser muy conocidas y haber visto previamente muchas reproducciones, en el caso de la Gioconda fue solo constatar que ella estaba allí y yo la miraba, aún no había cristal protector. Entre las obras que me llamaron la atención destaca, puesto que mi mente ya venía un poco perversa de serie, todas las versiones del Rapto de las Sabinas.

¡Qué barbaridad! Nada podría ser tan políticamente incorrecto como las pinturas que evocan ese mito romano. Brevemente, lo que cuenta la leyenda es que poco después de la fundación Rómulo, el primer rey romano, organizó una fiesta en honor del dios Neptuno e invitó a los Sabinios. Estos acudieron con sus mujeres, hijas, hermanas, etc. Entonces a un gesto, cada romano raptó a una Sabina porque en Roma escaseaban las mujeres; evidentemente la historia continua y los Sabinos planearon su venganza, etc. Pero la cuestión es que este mito ha inspirado a muchísimos pintores de todos los tiempos y a mi me llamaban la atención a mis diez años de edad estas pinturas.

Cualquier cuadro sobre el rapto de las Sabinas no deja de ser una evocación de la difícil condición femenina a lo largo de la historia. En ese entonces las mujeres eran consideradas propiedades de los hombres. Sin embargo en el terreno de la fantasía, la corrección política no solo se queda en la puerta sino que, algunas veces, una fantasía sexual es tal por lo muy incorrecta que puede llegar a ser. Sobra deciros lo que me imaginaba que hacían esos romanos tan malos con las pobres Sabinas, como mínimo las azotaban y luego se aprovechaban de ellas ¡qué horror y qué morbo!

Sin embargo este artículo no me vino a mi mente solo por la pintura, sino que Sabina es una chica con la cual coincido en el gimnasio. Sabina debe tener menos de treinta años y es dulce, esbelta, tiene muy bien desarrollada su musculatura isquiotibial, glútea y lumbar y ella acude allí con su novio. Su novio es un buen chico, como sacado del clip Amo a Laura, cabello cortito, gafas, cara muy despejada, cero golfería. Sabina es muy amable conmigo, no me trata con un filtro derivado de nuestra diferencia de edad y me resulta muy sugerente. Tal vez pudiese llegar a ser una buena spankee, convenientemente guiada. Me encantaría raptarla. Sabina, si lees este blog, cosa que no ocurrirá, que sepas que un día te raptaré y te lo pasarás mucho mejor que con tu noviecito. Luego, como estamos en el siglo XXI te devolveré y le podrás enseñar muchas cosas a tu novio, pero - por favor, Sabina - no le enseñes las marcas en tu culete.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

OOoooohhhh, me ha encantado este post Fernandito, mira que confesarle tus secretas intenciones a la inocente Sabina!.

Si ella supiera...

Muy bonito y muy sentío.
Saludos

Anónimo dijo...

Puro delicatesen ¿se escribe así?

Anónimo dijo...

Me alegro que os guste, la verdad es que si la pobre Sabina lo leyese le daría un patatús. Lo bueno es que como de niño me llevaron a rastras por los mejores museos de Europa, al menos, mis más turbios pensamientos tienen un decorado muy aceptable... como el de las mejores pinturas. Eso sí, no me fijaba en los retratistas de los países bajos ni en los ríos franceses de los impresionistas.