martes, 7 de agosto de 2007

El spanking tiene cara de mujer

Autor: Vitabar


El spanking es una actividad llena de contradicciones. La más notoria de ellas es la que sufren las spankees, que quieren, pero no quieren (¡pero quieren!) ser castigadas. Sobre esta contradicción se ha escrito bastante acá o allá, sobre todo por parte de algunas spankees que intentan, sin éxito, que uno las entienda.


Una contradicción sobre la que se escribe menos es aquella que afecta a los spankers, quienes parecen (parecemos) disfrutar muchísimo sintiéndose la parte dominante del asunto, cuando en realidad ese dominio es una pura ilusión y son en realidad ellas quienes en verdad deciden qué y cuánto pasa.


Ambas contradicciones son, sin embargo, resolubles, al menos para quienes decidan no auto engañarse.


Pero existe una contradicción que es más básica y que no tiene solución, ya que se debe a cuestiones corporales elementales La misma podría enunciarse, desde el punto de vista spanker, de la siguiente manera: es imposible poder contemplar, a la vez, las nalgas que uno azota y las expresiones de placer y dolor que tales azotes provocan.


Desde el punto de vista spankee las cosas quizá sean aun peores, impedidas de contemplar no solo los gestos de quien las azota, sino ni siquiera el brazo que las golpea.


Tal vez para algunos este dilema pueda sonar banal o menor, pero para mí es verdaderamente un problema, porque ver las nalgas de la spankee enrojecerse es lo único que disfruto más que ver sus gestos y expresiones mientras se enrojecen, y no poder hacer las dos cosas al mismo tiempo me resulta de lo más frustrante.


Es verdad que un espejo adecuadamente ubicado mejoraría las cosas, pero seguramente provocaría una importante pérdida de espontaneidad, ya que habría que estar permanentemente cuidando donde uno se ubica, sin contar los preparativos previos de colocación de el o los espejos. Demasiado artificial.


Tampoco abogo por posturas complicadas y antinaturales, ya que es en las posiciones clásicas (otk, echada sobre la cama, bend over, etc.) cuando el spanking da todo de si. Otras variantes me parecen expresiones decadentes de spankos ya aburridos de todo. Formas spankas de buscarle tres pies al gato. Las posiciones clásicas por algo son clásicas, y en ellas la cara no se ve.


La importancia de la "cuestión de los gestos" está incluso siendo reconocida por la industria del cine. Ya he visto varios clips en los que la escena es filmada desde atrás de la spankee y luego reproducida íntegramente mostrando su cara durante el castigo. El cine podría (con el recurso del montaje) mostrar ambos puntos de vista sino simultáneamente, al menos de manera alternada. Después de todo esa multiplicidad de puntos de vista es lo propio del cine. Según creo haber leído en algún lado, se llama a eso "montaje objetivo", por oposición a una "cámara subjetiva" que sería aquella que muestra exclusivamente el punto de vista de un personaje. Los videos a los que me refiero hacen una cámara más o menos subjetiva desde la óptica del spanker (o sea, centrada en las nalgas) en la primera mitad de la película, y otra cámara subjetiva en la segunda mitad, centrada en la posición que le hubiera gustado tener al spanker para observar los gestos de su víctima mientras la azotaba. Solo unos genios del cine podrían haber expresado con un recurso tan simple esta contradicción fundamental del spanking, esta especie de esquizofrenia en la que vivimos sumidos.


Y es que los gestos son de verdad importantes. Podría decirse: "dime que cara pones mientras te azotan y te diré que spankee eres". Sin pretender dar una lista abarcativa, algunas tipologías podrían ser los siguientes:

La que está pensando en otra cosa.



No habla muy bien del spanker de turno que la spankee apenas se entere de lo que pasa. Y menos aún cuando ella pone esa cara de infinito aburrimiento, como en la foto que acompaña estas líneas. Seguramente se trata de un spanker novato, temeroso de provocar más daño del deseado, o de una spankee a quien ya nada conmueve. En todo caso, no parece una situación muy reconfortante que ella esté repasando la lista del supermercado (o reflexionando sobre las grandes interrogantes de la filosofía contemporánea) mientras la zurran. Al menos que finja un poco, que el pobre hombre necesita estímulos.

La que se ríe.

Hay gente que no se toma nada en serio. Y hay gente a quien los nervios le provocan ataques de risa. Para el spanker esta actitud no deja de ser una provocación que debiera llevarle a redoblar sus esfuerzos. Aunque otra posibilidad es abandonar toda pretensión disciplinaria y entrar definitivamente en un spanking juguetón y pachanguero, preludio de otras diversiones.

La que pone cara de "soy dura y me la banco".

En estos casos juega mucho el orgullo. Una spankee que se respete no puede empezar a chillar como una descosida en las primeras de cambio. Pero hay quienes hacen de su resistencia una cuestión de honor. Las cosas suelen acabar siendo una competencia en las que el spanker intenta provocar alguna reacción visible o al menos audible (gemidos, gritos, llantos, lo que sea) mientras la spankee trata de evitarlos. Ganamos nosotros, casi siempre.

La que pelea y patalea,


Este es el caso de quienes descubren en mal momento que la cosa duele más de la cuenta, y pretenden –a veces con aceptable sinceridad y las más de las veces sin ella- que termine de una vez. Es el estadio posterior al momento en que a la spankee se le cruza por la cabeza el siguiente pensamiento: "¿¡como carajo me metí en esto?!". La rebeldía, sin embargo, suele funcionar como un estímulo para los buenos spankers. Pero en el caso de spankers de carácter débil –como yo mismo, para poner el ejemplo que tengo más a mano- seguramente el asunto termine con la siguiente frase: "bueno, si te ponés así mejor lo dejamos…"

La que grita y se queja.


Los gritos quizá tengan un efecto catártico. Una especie de liberación del alma que ayude a soportar estoicamente el dolor. En todo caso, es algo muy grato de escuchar y le sirven a uno para medir la intensidad de su tarea. De hecho, la spankee que grita (o al menos se queja de manera evidente) es la que entra en comunicación con su spanker de manera mas franca. Claro que tiene el inconveniente de que se despiertan los vecinos, pero allá ellos.

La "pobrecita de mi".
Spankee autocompasiva que pretende inspirar lástima. Quizá alguna en realidad sienta lástima de sí misma, pero en general se trata apenas de una artimaña. Es difícil no dejarse manipular por esta este tipo de spankees, pero conviene siempre tener presente que en realidad solo quieren asegurarse una buena dosis de mimos "post-paliza".

La llorona.

Las lágrimas son toda una fantasía y en el tablón se habla con frecuencia de ellas. Creo que es una fantasía generalizada de ambas partes: azotar hasta que llore, ser azotada hasta llorar. Pero hay quien opina –quizá con más realismo- que cuando las lágrimas aparecen es porque se han superado límites que mejor no pasar. Claro que tratándose de spankees no se puede estar seguro, ya que las hay de lágrima fácil. En esos casos, la "llorona" es apenas un caso extremo de la "pobrecita de mi".

La que goza
y disfruta.

Se ha afirmado que no es posible llegar al orgasmo solo con azotes. A mi me consta que hay spankees que sí pueden (¿o solo fingía, quien sabe con que oscuro objetivo?). Las reacciones en los spankers pueden ser contradictorias. Por un lado hay una gran gratificación en hacer gozar y cuanto más mejor. Por otro lado, cualquier fantasía disciplinaria se va al mismísimo carajo, cosa que quizá a algunos les disguste.

En realidad, supongo que las mismas spankees pasan por distintos de estos tipos en distintos momentos, incluso en la misma sesión, según como la misma evolucione.

Yo no lo sé, porque todo esto es teoría pura y nada se basa en mi experiencia. Es que cuando pongo –literalmente- manos a la obra sus expresiones no las veo y no me entero de nada.


24 comentarios:

Selene dijo...

Excelente,simpático,divertido, me ha encantado el post Vitabar ... es increíble el jugo que puede sacarse a algo que a nosotras nos parece tan natural que ni pensamos en las "caritas" que ponemos.

Yo señalaría sobre todo la parte final, supongo que todas pasamos por todos los estadios en un momento u otro, si no en la misma sesión sí durante nuestra "vida spankee".

Hasta la carita de "por qué me he metido yo en esto" llegamos a ponerla alguna vez cuando el spanker de turno entra a modo disciplinario (equivalente al modo prueba de fallos en windows) y cuando te azota te das cuenta que aquello va en serio...

Aunque también diría que la carita que pone la spankee puede depender mucho del spanker o dándole un poquito la vuelta a tu afirmación "dime quien te azota y te diré qué carita pones".

Una sugeréncia: por si tienes mucha curiosidad por ver la carita de la spankee durante los azotes es ponerse frente a un espejo, a nosotras no nos hace mucha gracia, pero ¡¡qué no haríamos por nuestros spanker!! y por lo menos en alguna ocasión comprobarías por ti mismo el resultado "a simple vista".

Anónimo dijo...

Aysss... ¡adoro este spanker!
Yo creo que pongo un poco de casi todas las caras, pero nunca lloré y tampoco grito, pero gimo muchísimo (que él adivine si es por dolor o por puritititito placer!)

Dando vuelta este artículo, a mí también me encantaría verle la cara al spanker. Alguna vez lo ví, gracias al espejo, levantar la mano o el instrumento y... wowwww!! queda encantador!

Don Vita, yo creo que la spankee que tiene la dicha de llegar al orgasmo y disfrutar durante una sesión de azotes, no puede ser culpada por el spanker si era una sesión disciplinaria y esa fantasía se pierde. Más bien debería tomarlo de experiencia para darle más fuerte la próxima vez. O hacer que la sesión continúe con azotes más fuertes... no?

Como sea, es un excelente artículo don Vita, como los que nos tiene acostumbrados. Un beso enorme para usté.

Ana Karen

Anónimo dijo...

¿Te puedes creer que no sé ubicarme?

Ya puesta en las rodillas, no me rio, eso seguro; gritar tampoco, demasiado comedida para eso y lo demás pues ni idea.

Alguna vez he tenido un espejo cerca en el que podía observar algo de él pero lo malo es que me veía yo también y me entraba un pudor que tenía que dejar de mirarme. Pero a mí también me da infinita curiosidad la cara que pondréis en esos momentos, sobre todo cuando paráis, observáis, acariciáis... esas cositas.

Y de las contradicciones de la spankee ni hablamos, es imposible que un spanker las comprenda :P

¿Te dije ya que me gustó el artículo?

Un beso

Vitabar dijo...

Lo del espejo se ve que no funciona. Al menos Selene y Hache afirman que el asunto no les gusta. Ana K. dice que sí, pero no para que la vean sino para ver ella. Y es que lo malo del espejo es que no solo uno puede ver sino además sirve para que lo vean. Si yo en esos momentos tengo cara de "degenerado-que-se-babea", de "loco-peseído-por-el-demonio", de "persona-concentrada-en-su-tarea" o de "energúmeno-fuera-de-control" prefiero no enterarme y que nadie se entere.

Selene dijo...

Buena idea para una réplica a tu magnífico artículo Vitabar... a ver si entre todas proponemos "caras de spanker" y así también vosotros podéis identificaros... ; P

Anónimo dijo...

A quién tengo que mandarle las fotos de spankers en acción? :)

Cometospk dijo...

Como siempre genial, querido Vitabar.
Me ha encantado la descripción de las caritas de las spankees. Yo siempre me he decantado por los vídeos que muestran mas de una vista, especialmente la del "derrière" y la "fronto-facial" (joer, que técnico me estoy poniendo!!!).
El espejo creo que absorbe parte del encanto de unos buenos azotes, y supongo que al final parecería mas una película porno, con todo el mundo poniendo caritas falsas, que las verdaderas reacciones de las azotadas y los azotadores.
Sublime como siempre, rindo pleitesía a tus escritos.
Saludos

Vitabar dijo...

Gracias a Cometo por sus elogios, los vertidos aca y los vertidos en "la Feria".
Una tipología de spankers debería hacerse -como dice Selene- pero la debería hacer una spankee, porque yo como spanker solo puedo hablar de mí mismo.
Por eso, Gavi, las fotos se las debieras mandar a Fer, acompañando tu artículo sobre el tema. ¿qué te parece?

Anónimo dijo...

Pues a mi sí me gustan los espejos, a lo mejor, no que permitan verlo todo todo, pero sí que dejen ver una parte como de refilón, como si fuera accidentalmente. Me gusta ver la escena, no sólo oirla y sentirla...

En cuanto a las caras que pongo yo misma creo que son de seriedad, alguna vez me ha dado la risa, pero en general creo que son de aguantar el castigo.

Gracias por el artículo, me ha encantado, pocos spankers dejan ver las cositas que se les pasan por la cabeza con respecto a los azotes.

Anónimo dijo...

FER!!!!
Fer!!!!!!!!!!

Cuando va a ser 8 de agosto en tu blog para felicitarte por el día de nosotros?

Anónimo dijo...

Jajajaja, tiene razón Spankadistancia, es para estrangular a Fer, tanta celebración y se deja el propio día sin su fiesta. Propongo que se le haga spankee por un día y que todas las spankees que se apunten se conviertan en spankers para darle su merecido.

Anónimo dijo...

Hola

Cuando veo algún vídeo de Spank, me resulta aburrido, si el realizador sólo se centra minutos y minutos en el trasero del spankee de turno. Suelo cerrarlo y buscar otro. Me parece de lo más interesante observar los gestos de los participantes. Me encanta.

Hace años que, en momentos determinados, me gusta utilizar espejos como parte del juego. "Casi" siempre he conseguido que mi spankee aceptara la propuesta. Hubo una chica que me sorprendió, porque no le disgustó verse ella, ni siquiera los primeros minutos y además le encantó verme a mi. Casi me sentí cortado. Un encanto de mujer. Me dio una buena lección ;).

Saludos a todos

Anónimo dijo...

¡¡OLE LA INTRÉPIDA SPANKEE DE NANKIR!! Las demás unas sosas que somos...

Anónimo dijo...

¿Sosas? ... no creo,Tane. Tu prefieres de refilón, es una cuestión de gustos. Pero lo principal es la capacidad de seducción del spanker. De ahí, alumnas más o menos aventajadas, jeje.

Y sí, ella es una spankee intrépida y una divertida compañera de juegos. Suerte que tienen algunos :P

Saludos

oscar dijo...

Pues yo también soy de los que disfrutan del espejo y mi comppañera también. En más de una ocasión he acomodado el espejo para que ella pueda mirar su propio trasero rojo en el espejo y a ambos nos gusta esa vergüenza que le causa hacerlo. Supongo que es diferente para cada quien

Anónimo dijo...

jaaja, que entretenido, nunca habria pensado todas esas variedades de spankees, me llego a dar pena el spnaker cuya spankee pensaba en la inmortalidad del cangrejo....

Anónimo dijo...

Esteeeeee.... me tempo Vitabar que voy a quedar bien mal con mi ofrecimiento porque... en cuanto lo hice me di a la tarea de buscar esas fotos... para toparme con la desalentadora realidad ja!... Todos los spanker que vi en un chorro de fotos... tenían exactamente la misma cara... miraban fija y concentradamente el objeto de su atención... las nalgas. Y en alguna que otra foto que no era así... no es que tampoco la cara o la expresón corporal dijeran mucho.

Aún así... puedo enviarte algunas de éstas si quieres... y preferiría que TÚ nos explicaras lo que pueda estar pasando por la cabeza de ese spanker en ese momento :p

Vitabar dijo...

Quedo a la espera de tus fotos, Gavi.

Anónimo dijo...

Enviadas Vitabar... a ver si tu nos haces un poquito de luz en cuanto a lo que puedan estar pensando algunos spankers mientras nalguean! :)

Anónimo dijo...

me encanta... azotez!!! huyy que rico

Patty dijo...

Me encantó esta entrada!! Yo me encuadro en: "Soy dura". El orgullo durante los azotes son mi debilidad, aunque eso siempre ha ido en mi contra porque el spanker siempre quiere ganar... y es cierto que acaba ganando... pero le hago que sude la camiseta primero!! jajaja.

Felicidades por la entrada. Estoy deseando ver la de las caras de spankers :)

Unknown dijo...

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Princess x

Anónimo dijo...

Hola a tod@s:

Buen tema este de las caras y los gestos. En mi opinión creo que he sentido que he estado en casi todas las situaciones menos en la primera... sobre las rodillas de mi chica, nunca he pensado en otra cosa que no sea la azotaina en ese momento, y lo digo porque tiene un arte para calentarme el trasero espectacular. Y pocas veces me ha dado por reirme... creedme.

La cara "pobrecito de mi" suele ser la más normal, para ver si dando un poco de lástima, el castigo es menor (no funciona), aunque lo normal es que la cara no sea fingida. Es la tipica cara del rincón antes de los temidos azotes.

La cara de orgullo si la he puesto alguna vez, a modo de pataleta, como intentando hacer ver que un castigo no me parece justo, pero es un gesto que se me borra pronto, ya que ella gana siempre.

Y la cara que no falla es la de los lloros. Muy pocas veces he acabado sin llorar.

En cuanto al espejo... no me gusta nada. Le quita al castigo (a mi modo de pensar) parte de efectividad, en cuanto a que puedes anticipar el momento de los golpes, si hay cambio de instrumento de castigo...

Sin embargo, alguna azotaina sí que hemos grabado a modo de curiosidad, aunque no soy muy partidario de hacerlo.

Anónimo dijo...

Hola a tod@s:

Buen tema este de las caras y los gestos. En mi opinión creo que he sentido que he estado en casi todas las situaciones menos en la primera... sobre las rodillas de mi chica, nunca he pensado en otra cosa que no sea la azotaina en ese momento, y lo digo porque tiene un arte para calentarme el trasero espectacular. Y pocas veces me ha dado por reirme... creedme.

La cara "pobrecito de mi" suele ser la más normal, para ver si dando un poco de lástima, el castigo es menor (no funciona), aunque lo normal es que la cara no sea fingida. Es la tipica cara del rincón antes de los temidos azotes.

La cara de orgullo si la he puesto alguna vez, a modo de pataleta, como intentando hacer ver que un castigo no me parece justo, pero es un gesto que se me borra pronto, ya que ella gana siempre.

Y la cara que no falla es la de los lloros. Muy pocas veces he acabado sin llorar.

En cuanto al espejo... no me gusta nada. Le quita al castigo (a mi modo de pensar) parte de efectividad, en cuanto a que puedes anticipar el momento de los golpes, si hay cambio de instrumento de castigo.

Sin embargo, alguna azotaina sí que hemos grabado a modo de curiosidad, aunque no soy muy partidario de hacerlo.