Sabemos que este año no ha sido prolífico en nuevas entradas. Hay veces que el trabajo o cualquier otra obligación no nos dejan tempo suficiente para nuestras aficiones. Por eso, nuestro propósito de año nuevo, es mantener el blog activo y que el "Espíritu Spanko" brille todo el año.
Fer y yo, os queremos desear un año nuevo lleno de prosperidad, salud y plenitud. Nosotros seguiremos por aquí, compartiendo todo aquello que nos parezca interesante excitante, divertido... Y que nos haga pasar momentos estupendos, momentos de azotes y nalgadas.
Ser castigada o disciplinada es algo que me excita muchísimo y lo acepto, sin embargo hay un componente en este juego que practico, que me costó bastante más asumir. Hablo de la humillación.
Sé que la humillación forma parte del atractivo de la disciplina, pero hubo un tiempo en que no lo entendía. Por ejemplo: En una charla con amigas podría comentar: "Los azotes me excitan", pero jamás diría: "Me pone ser humillada".
Los spankos sabemos que no solo hablamos de azotes. Dentro del juego, hay posturas en las que te expones totalmente, ser castigada cara a la pared, o que te hagan hacer las tareas de la casa totalmente desnuda, con el culo rojo después de la zurra, (por poner un ejemplo), son parte del castigo, el cual me provoca gratas sensaciones, pero que al mismo tiempo me avergonzaba.
Pensando mucho en el tema me doy cuenta, que el sexo tiene un aspecto emocional y la humillación es una poderosa emoción dentro de este juego sexual que es el spanking.
Todo forma parte de una fantasía entre dos y la otra persona con la que la comparto, no me maltrata, ni disfruta haciéndome llorar o sufrir. Yo tampoco soy una victima que acepta la humillación. Estoy hablando de todo lo contrario, ambos nos entendemos a la perfección, disfrutamos, y hay más respeto, amor y comprensión, que en muchas otras clases de relaciones.
Cualquier relación se construye a partir de la confianza, si hablamos de spanking, esa confianza es algo esencial.
La confianza evoluciona a lo largo del tiempo, el spanking y otras actividades sexuales requieren seguridad con la otra persona. Sin embargo, la mayoría de los spankos nos conocemos a través de la red, y a veces ni siquiera queremos una relación, si no encuentros esporádicos, por lo que las prisas pueden jugarnos una mala pasada. No nos paramos a pensar que ceder el control a otra persona, puede ser peligroso.Cuando nos encontramos con alguien por primera vez, con el fin de "jugar", el dialogo abierto y honesto debe ser el punto de partida. No tengamos prisa antes de estar con un desconocido a solas en una habitación. Ambos participantes deben poder confiar el uno en el otro, con sus pensamientos y sentimientos, con sus enterezas y fragilidades.
Exponer muy claro lo que se espera, intensidad de los azotes, si quieres marcas o no, zonas que no deben ser tocadas, sexo...
Lo ideal sería poder quedar para tomar algo en un sitio público unas cuantas veces antes de lanzarse, pero sé lo difícil que es cuando se vive a una distancia considerable, así que hay que conformarse con el video chat, que nunca será tan cercano como verte cara a cara durante unas horas. Esa confianza puede empezar a ganarse desde un primer "café", hablando del consentimiento, límites, experiencias, como te gusta jugar, que te motiva... Todo esto te ayuda a confiar, y que pasado un tiempo vayas a más, o a no tener que usar la palabra de seguridad, porque el spanker sólo observando a su compañera sabe donde está su límite y casi puede leer su mente.
Así que no olvidemos que confiar, es primordial para una relación exitosa de intercambio de poder , que sólo se puede lograr con el tiempo y aprendizaje mutuo.
A todos los lectores y seguidores de este blog, a todos los comentaristas y, por supuesto, a todos los colaboradores. Les deseamos una muy feliz navidad.
A todos nuestros y nuestras queridos Spankers, spankees y switchs. A todos los que vivís de una forma o de otra el mundo spanko: Feliz Navidad
Es cierto que el mundo se divide entre los que aman las navidades y los que las detestan.... hoy les deseamos unas buenas fiestas a todos, unos que gocen de las navidades y los otros que las sobrelleven lo mejor posible (y si es con azotes consensuados entre adultos, muchísimo mejor)
Uno de nuestros lectores, me mandó un mail, contándome como descubrió el spanking. Con su permiso, por supuesto, lo comparto con vosotros.
Tenía unos vecinos que discutían constantemente. Yo tenía 19 años, ellos no llegaban a los 30. De vez en cuando, si mis padres no estaban, mi vecino venía a mi casa a tomar una cerveza y solía contarme sus problemas con su novia. Nada en su relación funcionaba, ni siquiera el sexo. Él se quejaba de el mal genio de ella, y como de una tontería podía formar una gran batalla. No tardaron mucho en romper del todo.
Pasados unos meses, me encontré a mi vecina en el portal y la ayudé a subir las bolsas de la compra. Ella me invitó a tomar un café, y no tardó ni dos minutos en tontear descaradamente conmigo. Me preguntó: ¿Qué te gustaría hacer conmigo? Mi respuesta la dejó sin palabras por unos segundos. "Unos azotes no te vendrían nada mal", tengo que decir que la frase la saqué de una peli antigua cuya escena resultaba ser bastante ardiente. Después y con mucha ironía me dijo: "¿Un crío me va a azotar a mi?". Sin pensarlo, la agarré del brazo, la puse sobre mis rodillas, y comencé a zurrarla. Al principio no fui brusco, tampoco sabía como iba a reaccionar ella, cuando vi que solo lloriqueaba pero no luchaba por liberarse, le subí el vestido, bajé sus bragas y comencé a azotarla más fuerte. Cuando acabé, su comportamiento era totalmente sumiso y terminamos en su cama. En aquel momento me acordé de su ex, cuando me contaba la falta de sexo que existía entre ellos.
Después de ese día, nos enrollamos muchas mas veces. Siempre hubo azotes antes del sexo y de los fuertes. Una vez ella misma me entregó su cepillo, quería probar algo más rudo. Terminó llorando, abrazada a mi, y completamente mojada.
Desgraciadamente, cambió de trabajo y tuvo que trasladarse a otro barrio más cercano a su empresa. Nunca más nos volvimos a ver.
En casi todas las relaciones que tuve después, he azotado a mis parejas. Casi siempre por erotismo, pocas por disciplina. De todo esto ya han pasado bastantes años, ahora estoy casado y a mi mujer no le interesan los azotes ni como juego. Tampoco los echo de menos, creo que mi lado spanko, surgió como algo casual y desde mi primera experiencia como spanker he estudiado mucho las actitudes y comportamientos de muchas damas, y las señales que estas envían cuando desean ser dominadas y sometidas.
Los azotes tanto eróticos como disciplinarios, dependiendo de los gustos, son un excelente complemento para el sexo, pero creo que muchas veces también ayudan al buen funcionamiento de la relación de pareja.
Azote y Café es una página seria, más orientada a s/D que a Spanking, sin embargo en su título contiene la palabra azote y los azotes son un tema recurrente en esta web. Ya lleva cinco años en la red, no es muy activa, sin embargo sus contenidos son de buena calidad.
Muchos de nuestros lectores se interesan por la disciplina doméstica y por sus correspondientes fantasías. En este blog hay bases interesantes sólidamente instaladas en el mundo real.
Su autora Ángela, también autora de un libro sobre esta temática, se presenta de esta forma en su web:
¡Hola! Soy Ángela, Pelusilla, Angie… me
llaman de muchas maneras, elige la que más te guste, no es relevante.
Tengo 29 años, adoro escribir, estudié diseño de interiores, me encantan
los gatos, estoy casada con mi Amo con el que tengo dos hijas
preciosas. Soy un poco caótica, melancólica y soñadora. Me tomo las
cosas muy en serio aunque suelo tener una sonrisa en la cara.
Soy una chica felizmente normal aunque,
al saber que mi relación se basa en la dominación 24/7, pueda parecer
que no es así. Pero creo firmemente que lo normal es ser diferente y que
nuestras diferencias no nos encasillan o nos definen, sólo nos
conforman. Conozco al amor de mi vida desde hace 11 años y le pertenezco
desde hace 7, es algo que deseé desde niña y que vivo cada día como un
extraño cuento de hadas que se hizo realidad… esa es mi forma de ser
cotidiana, normal.
Soy muchas cosas, pero solo soy yo.
Escribo y me analizo, lucho cada día por sacar a la luz todo lo que
llevo dentro y aquí dejo parte de ese proceso reflejado… un batiburrillo
de “sinsentidos” que le dan sentido a todo.
Una cosa que no dije es que tiendo a
hablar demasiado así que si quieres conocerme un poco mejor, de una
manera más cercana… ¡Pásate por mi cuenta personal de Twitter!: @azoteycafe
Esta web merece ser tenida en cuenta. Estoy seguro que las amigas que bailan en el límite entre Spanking y BDSM, entre juegos de azotes y dominación, entre amor y dolor, entre sumisión y libertad sexual... disfrutarán conociendo esta web.
¿Pero a quién tenemos aquí? Si es el mismísimo Sr. Grey, el más famoso de los Dominantes, y por lo que se ve en la fotografía, parece ser que se pasa a nuestro bando. Bien hecho Christian, el Bdsm es demasiado serio, con tantas normas que cumplir. El spanking es más natural y divertido. Lo va a pasar genial y estoy segura que spankees no le van a faltar.
De la página mitchaftermidnight.tumblr.com, unos consejos para aquellos nuevos spankers, o para los que "la situación" se les escapa de las manos.
1. Cuando menos se lo espere aumenta la intensidad del azote, hazlo varias veces, que no sepa que esperar.
2. Si la spankee ríe o bromea, azote más fuerte
3. Toma algún descanso, sólo para agarrar su pelo, reñirle o susurrarle algo perverso a su oído, que sepa quien está al mando.
4. Asegura posiciones donde no vea tus manos, así no se preparará mentalmente para el próximo azote.
5. Acaricia sus nalgas de vez en cuando.
6. Si en otk lucha mucho y te lo pone difícil, agarra sus piernas entre las tuyas.
7. No bromees sobre la situación, o no te tomará en serio.
8. Jamás le preguntes ¿Está bien así?, ¿Más fuerte?
9. Las manos del spanker son geniales, la intensidad, su calor, su tacto... Pero los implementos también son necesarios, un toque especial no viene nada mal.
10. Cuando todo termine, recuerde los abrazos y cuidados posteriores
Este largo artículo aparecido en Jot Down que aquí presentamos, cuyo autor es Juan Lapidario, demuestra que cada vez se habla más de este tema de forma pública. Las series de Netflix, HBO, Amazon Video, Filim, etc. han hecho mucho por esta difusión así como la música, la literatura y el cine. Los azotes está aquí y no se les puede negar su existencia. La ilustración es una jovencísima Maggie Gyllenhaal siendo castigada por el siempre inquietante James Spader en la película Secretary. Fer
No
conozco nada más magnífico que unas nalgas que se sacuden bajo una
mano, se endurecen y a continuación vuelven a suplicar otro azote. Se
entregan y se rebelan en el mismo movimiento…
El arte del azote, Jean-Pierre Enard
19 de agosto de 1996. En el Radio City Music Hall de Nueva York, la cantante Carly Simon
se siente aterrorizada ante la perspectiva de actuar en pocos minutos,
en función privada, con motivo del quincuagésimo cumpleaños de Bill Clinton.
Para calmar su miedo escénico recurre a un remedio habitual en sus
giras, y lanza un gesto nervioso a su orquesta. Sonriendo, el
saxofonista, el trompeta y el trombón se turnan para poner a Carly sobre
sus rodillas y darle unos juguetones azotes en el culo.
Desgraciadamente, el telón se levanta antes de tiempo, en plena
azotaina. «Estoy segura de que a Clinton le encantó», recuerda la
cantante… El dolorcillo físico la distraía del paralizante malestar
mental; la azotaina funcionaba como disipador de tensiones y nudos
emocionales. Sin embargo, de entre los múltiples usos de las palmadas en
las nalgas, no es este el que más me interesa.
En el mismo 1996, la periodista Daphne Merkin escribió un controvertido artículo en TheNew Yorker hablando de su atracción erótica por el spanking,
es decir, por verse azotada en las nalgas «por una firme mano
masculina». Es una lectura interesante a pesar de su innecesario aire de
disculpa y autojustificación: como veremos, no hay nada extraño en
gozar de la estimulación extra que ofrecen los azotes interpretados como
dolorosas caricias. Por supuesto, el arte de la azotaina no tiene nada
que ver con el machista e impotente axioma nietzscheano («si vas a ver a
una mujer, llévate el látigo»), ni tampoco con los castigos infantiles,
afortunadamente ya en desuso. En este artículo
libertino planeo compartir con los lectores y lectoras el placer de las
nalgas enrojecidas y los azotes firmes, sea como acompañantes del
frenesí sexual, sea como práctica erótica en sí misma… Así que
desabróchense los cinturones y vamos allá.
El sutil equilibrio entre golpe y caricia
Pregunté
a Michèle si la azotaina le había hecho daño. Ella dijo que sí, con un
tono cuya modestia sugería de forma irresistible el orgullo y un placer,
una felicidad incluso, sordas y salvajes.
Elogio de la azotaina, Jacques Serguine
Cuando
el azote se practica como juego libertino, no se corre el riesgo de que
el presidente Clinton abra la puerta en cualquier momento… Pero sí hay
que tener cuidado con qué se hace y cómo, a riesgo de acabar
convirtiendo un juego erótico en una inesperada batalla a muerte.
Pongámonos un momento la bata de laboratorio y analicemos la azotaina desde un punto de vista puramente físico. Durante un spanking
el cuerpo azotado reacciona aumentando la producción de adrenalina, lo
que incrementa los niveles de respuesta y excitación. Si los azotes se
propinan con maestría (es decir, con el ritmo adecuado y un medido crescendo
de intensidad), el cuerpo no tarda en producir endorfinas, una droga
endógena que no solo palia el dolor sino que resulta placentera por sí
misma. Cierta configuración del gen SCN9A predispone a generar grandes
cantidades de endorfinas: he ahí un estímulo para la manipulación
genética que dejo encima de la mesa.
La clave
para una azotaina placentera es saber dónde y cómo azotar. Este texto
no pretende ser una guía práctica, pero me permito un par de consejos:
la mano desnuda suele proporcionar una mejor experiencia (ah, el tacto
de piel con piel, la intimidad física inesperada), aunque no se debe
desdeñar el uso de instrumentos si se quiere jugar con más intensidad…
Pero los azotes con látigo, fusta, Jot Down
en papel u otros implementos de tortura quedan para un futuro artículo.
Las zonas más azotables del cuerpo son la parte baja de las nalgas, los
muslos (con cuidado) y el ocasional manotazo que parece errar su
objetivo y casualmente aterriza en la zona genital.
Todo aficionado al spanking se acaba convirtiendo en connoiseur de los diferentes tipos de nalgas. En un memorable párrafo de El arte del azote (divertido librito de Jean-Pierre Enard ilustrado por Milo Manara)
el autor desgrana su propia enumeración: «Hay culos traviesos, sin
apenas curvas, su forma encerrada en pantalones tan apretados que se
puede ver la línea de las bragas. Culos anchos y fuertes, que llaman la
atención con autoridad, culos que te hacen sentir que no podrías ser su
amo jamás (…); culos temperamentales, rígidos o relajados según su
humor, ahora animados y alegres, luego amenazadores, tensos; culos
lánguidos, que se contonean de forma holgazana y se retraen al ver
acercarse la mano; (…) culos dormidos que aguardan el beso que los haga
despertar».
Por
supuesto, la parte psicológica es la que más excitación aporta, más
allá de que evoque situaciones de intercambio de poder o autoridad
(jefe-secretaria, profesora-alumno). En una azotaina hay desnudez,
indefensión voluntaria y deseada, calor, brutalidad controlada. Una
ternura salvaje, animal, primaria y jadeante, aunque el spanker
azote con una serena y profunda calma, con precisión casi quirúrgica,
siguiendo su propia música de las esferas… o de las nalgas. Los azotes
tienen su propia respiración, su ritmo intuitivo y no calculado, como no
se calcula el número de movimientos de un coito.
Lo más importante del arte del azote es que no hay que azotar jamás con rabia en el corazón. El spanking
no debe ser nunca una vía por la que desahogar la ira o materializar
reproches hacia la persona azotada. Una azotaina puede simular
juguetonamente un castigo, nunca serlo;
depende de un sentimiento, no de un resentimiento. Quien azote debe
hacerlo con ánimo placentero, irónico y lúdico, lo que no significa
haciendo el payaso. La azotaina ritualiza eróticamente una forma de
agresión y la convierte en un placer mutuo y consentido. En palabras de Jacques Serguine:
«la azotaina, a condición de ser admitida por las dos partes, tiene el
mágico privilegio de convertirse en un gesto de amor, exorcizando lo que
en el amor reside y residirá siempre de violento, de hostil, de
desigual, de divergente y agresivo». Por eso mismo es tan importante no
dejarse llevar, una vez se levanta la mano, por la rabia o el lado
oscuro de la Fuerza. Añade Serguine poco después: «es un gesto de amor, y
como todos puede ser alterado, degradado, se puede corromper su uso,
profanar su sentido».
No hay que olvidar jamás que el azote es una variante reforzada de la caricia.
«Un delicioso calor, probablemente sexual…»
El
azote no es fuerza, ni obligación, ni violencia. Quien lo utilice para
castigar o para obligar no entiende nada de este arte. Aún más, hay
muchas posibilidades de que el acto degenere rápidamente en una serie de
golpes y heridas que no tienen nada que ver con el azote.
El arte del azote, Jean-Pierre Enard
Tanto el citado librito de Enard como el fundacional Elogio de la azotaina
de Jacques Serguine se centran en el azote erótico femenino… Y, sin
embargo, es igual de frecuente el masculino, aunque históricamente se
haya camuflado mucho más.
20 de noviembre de 1917. Thomas Edward Lawrence,
alias Lawrence de Arabia, se infiltra como espía en la ciudad de Deraa,
ocupada por los turcos, y es capturado por los hombres del bey local.
En su celda Lawrence es desnudado, manoseado por el bey y azotado con un
rebenque, una especie de látigo corto. Cuenta el propio Lawrence en Los siete pilares de la sabiduría:
«Recuerdo que el cabo me daba puntapiés con su bota herrada para que me
incorporase (…) Recuerdo que le sonreí perezosamente, ya que un delicioso calor, probablemente sexual,
crecía dentro de mí». La cursiva, junto con la sospechosa exactitud con
que describe el látigo en el capítulo, han hecho sospechar a muchos
biógrafos que Lawrence era masoquista en el sentido literal del término,
es decir, que extraía placer sexual del dolor físico. Nunca quedó del
todo claro qué ocurrió esa noche en Deraa, y hay quien cree que todo fue
una fantasía febril… De cualquier modo, el masoquismo de Lawrence ayuda
a comprender muchos puntos oscuros de su biografía, desde su tendencia
al ascetismo mortificador hasta sus peticiones posteriores a su amigo John Bruce para que le azotara, esgrimiendo excusas cada vez más peregrinas.
El hecho
de que los azotes se utilizaran frecuentemente como recurso
disciplinario infantil, más con los niños que con las niñas, tuvo a
veces consecuencias inesperadas. Jean Jacques Rousseau recuerda así en sus Confesiones las azotainas que le proporcionaba a los ocho años la maestra Lambercier,
de 30: «no imaginaba entonces que iba a influenciar mis inclinaciones,
deseos y pasiones para el resto de mi vida; caer a los pies de una
dómina autoritaria, obedecer sus órdenes o implorar su perdón siempre
fueron para mí agradabilísimos placeres…». Por su parte, el poeta
británico Algernon Swinburne disfrutaba profundamente
de la disciplina inglesa (ejem), y en particular de los duros castigos
corporales con vara de fresno que se infligían regularmente en Eton.
Estos
ejemplos podrían hacer pensar que hay una fuerte correlación entre el
haber recibido azotes de pequeño y el gusto por el masoquismo en la edad
adulta… Pero algunos estudios, como el dirigido por el sociólogo Murray Straus
en los 70, muestran que puede ser un factor contributivo pero ni mucho
menos suficiente; más bien un catalizador oblicuo para reconocer una
tendencia y disfrute propios que un factor creador de preferencias
sexuales.
De la severidad a la voluptuosidad
No
se trata de hacer daño, sino más bien de hacer el daño suficiente,
dentro del interior limitado y espacioso de una convención: es lo
contrario de la crueldad.
El arte del azote, Jean-Pierre Enard
No
resulta sencillo bucear en los orígenes históricos del azote como juego
erótico, aunque parece que el impulso de dar un par de estimulantes
cachetes de vez en cuando es universal. El Kama Sutra
propone cuatro tipos de golpes con los que estimular y expresar la
excitación: con el dorso de la mano, con la palma, con el puño y con los
dedos levemente contraídos. Varios manuales sexuales chinos, como los
recopilados en Artes del dormitorio, de Douglas Wile, mantienen que un poco de dolor sabiamente administrado aumenta la potencia del orgasmo.
En la
así llamada «Tumba de la Flagelación» de la Necrópolis de Monterozzi, en
Italia, se conserva un fresco etrusco datado en el siglo v a. C. que muestra a dos hombres y una mujer enzarzados en lo que parece una fellatio
acompañada de latigazos en las nalgas. Algún tipo de ritual
erótico-religioso de origen dionisíaco, tal vez… Imágenes similares
pueden verse en los frescos pompeyanos.
En esa época los azotes, propinados o recibidos, se consideraban mano de santo para revigorizar los ardores masculinos. En el Satiricón de Petronio la impotencia (languor)
del narrador se cura con unos buenos azotes en el miembro… Durante las
fiestas lupercales, que se celebraban a mediados de lo que hoy es
febrero, los sacerdotes luperci corrían por el monte Palatino azotando a los paseantes con látigos de cuero llamados februa.
Estos azotes aumentaban las posibilidades de embarazo de una mujer y la
virilidad de los hombres… Desgraciadamente en el siglo vi
se prohibieron estas fiestas por indecentes, sustituidas por el hortera
San Valentín. Desde hace unos años unos cuantos libertinos intentamos
recuperar la tradición pagana original, pero esa es otra historia y será
contada en otra ocasión.
El mayor auge del spanking erótico llegó, previsiblemente, con la disciplina inglesa de la época victoriana.
Buena parte de la pornografía de la época muestra flagelaciones y
azotes eróticos, anticipando y fijando gran parte de las fantasías del spanking contemporáneo: la institutriz severa y el alumno rebelde, la espía capturada, la doncella revoltosa…
Durante la primera mitad del siglo xx se vivió otra edad de oro de las representaciones gráficas y literarias del spanking, un extraño y potente boom localizado en Francia. En Histoire de la fessée, de la sévère a la voluptueuse, Jean Feixas
recuerda esa etapa con una cierta admiración desconcertada, sin que
hayan quedado nunca claros los motivos del auge repentino. La
publicación más frecuente en aquellos años era la novela para adultos
ilustrada con grabados más o menos bien conseguidos de azotainas;
discretas obritas de consumo rápido vendidas por correo o en librerías
especializadas. Tras la Segunda Guerra Mundial el interés decayó un
tanto, aunque puede seguir rastreándose la pasión francesa por las
azotainas en la cultura popular… Por ejemplo en la canción La fessée de Georges Brassens, escrita en 1966, en la que unos azotes propinados como castigo corporal se convierten en algo muy diferente.
En la segunda mitad del siglo xx, Estados Unidos y en particular Hollywood tomaron el relevo como productores de ficción spanker camuflada de «azotes correctivos». En muchos sketches televisivos Lucille Ball acababa sobre las rodillas de algún azotador (generalmente su marido Desi Amaz),
adoptando ambos un aire juguetón que hacía sospechar cierto entusiasmo.
Además, en Estados Unidos existe una bonita tradición por la que la
persona que celebra un cumpleaños recibe el mismo número de azotes en el
culo que años cumple, más uno «para que crezca»… Una versión hardcore de los tirones de orejas. La actriz Natalie Wood, al cumplir los 18, acabó tumbada sobre las rodillas de su compañero de reparto Tab Hunter,
inmortalizados ambos en una magnífica foto. Tan famosa se hizo esa
imagen, que muchos años más tarde Hunter repetiría azotando a Natasha Wagner, la hija de Natalie, en exactamente la misma postura…
El periodista Joe Hyams explica en su autobiografía una anécdota interesante ocurrida en 1955 durante una entrevista con Ava Gardner, en un bar de California, para la revista Look.
Tras una pregunta incómoda del columnista, Ava respondió con un
soberbio puñetazo en la mandíbula que le arrojó al suelo. En un acto
reflejo, Hyams se levantó, tumbó a la actriz sobre sus rodillas («era la
primera vez que la tocaba: me sorprendió que fuera tan ligera, tan
suave y femenina») y levantó la mano para propinarle unos azotes en el
culo. En ese momento ambos se quedaron inmóviles, conscientes de que
todo el bar les estaba observando, y volvieron poco a poco a sus
asientos. Hyams esperaba encontrarse con una gélida mirada de odio, pero
la Gardner sonreía de oreja a oreja… Es inevitable preguntarse si
durante las entrevistas de Jot Down se producirán momentazos similares.
Aun
violando las reglas del azote de Serguine que antes comentábamos (no
azotar con rabia o como castigo), el carácter inesperadamente lúdico de
este intercambio lo convierte en esencialmente inofensivo, con un sutil
subtexto sexual aparentemente bienvenido por ambas partes. Volvemos a la
anécdota con que se abre este artículo: el azote o su amenaza como
liberador-de-tensiones, incluyendo la tensión sexual no resuelta.
Sin embargo, no todas las actrices reaccionan igual ante la perspectiva de unas nalgas enrojecidas. Keira Knightley estuvo a punto de rechazar el papel de Sabina Spielrein en Un método peligroso, incómoda por las dos escenas de spanking
del guión… Finalmente los azotes fueron fingidos mediante un cuidadoso
enfoque de cámara y una especie de caja interpuesta ante las nalgas de
la actriz. Justo antes de rodar la escena, Keira amenazó medio en broma
medio en serio al actor Michael Fassbender, diciéndole
que si se le iba la mano y le azotaba de verdad durante el rodaje, le
diría a su guardaespaldas que le rompiera las piernas. No es de extrañar
que con tantas precauciones el resultado final sea sobreactuado y tan
falso como para provocar vergüenza ajena.
Afortunadamente, por Hollywood ha pasado gente más interesante. De Warren Beatty se ha comentado a menudo que es aficionado al spanking, entre otras cosas porque poco después de su tórrido affaire con Madonna esta compuso la canción Hanky Panky,
con versos como «Trátame como si fuera una mala chica, aunque sea buena
contigo / no quiero que me des las gracias, limítate a darme unos
azotes…». Sin duda, esto le da un nuevo ángulo a la frase de Woody Allen: «me gustaría reencarnarme en las yemas de los dedos de Warren Beatty». El mismo Jack Nicholson atesora, entre sus muchos apodos surreales, el de Spanking Jack. Una de sus parejas, la ya fallecida Karen Mayo-Chandler, le recuerda con esta imagen imborrable que parece salida de las tomas falsas de Las brujas de Eastwick: llevando boxers de satén azul, calcetines naranja fluorescentes y una amenazante pala de ping-pong en las manos… A menudo el asunto se limita a un cierto postureo fotográfico, como en las famosas fotos de Jane Birkin posando en actitud spankee ante Gainsbourg o la de Sofia Coppola en Vanity Fair recibiendo una fingida azotaina de su amanteMarc Jacobs.
Y ya que
hemos trazado un estimulante rumbo por Hollywood, parece apropiado
terminar este artículo con dos recomendaciones cinematográficas y una
televisiva. Hablando de azotainas es imprescindible mencionar Secretary, esa pequeña joya que cuenta con alguna de las mejores y más auténticas escenas de spanking de la historia del cine. Ah, esa Maggie Gyllenhaal inclinándose sobre el escritorio ante la mirada severa y algo sorprendida de James Spader… Menos conocida pero igualmente pertinente para el tema tratado es la coreana Mentiras (Gojitmal),en
la que se narra la tormentosa relación de un escultor sadomasoquista de
38 años y una jovencita de 18. Ambos se alternan como spanker y spankee en una historia de amor y moratones que resulta a la vez tierna, divertida y cercana.
La
recomendación televisiva con la que voy a despedirme es una broma, lo
reconozco, pero una que todavía me hace sonreír cada vez que la
recuerdo. Y es que en cierto capítulo de The Big Bang Theory (el
décimo de la sexta temporada) el mismísimo Sheldon Cooper se deja
engatusar por su novia Amy y acaba «castigando su mal comportamiento»
mediante unos científicamente calculados azotes en el culo… La cara de
Amy al recibirlos podría ser, en realidad, un buen resumen fou de este artículo.
Una de las cosas más fastidiosas en una relación a distancia son los aplazamientos. Esperas un encuentro con ansiedad y cuentas las horas para disfrutar, entonces recibes una llamada y te dice que la cita tiene que esperar una semana más. Bueno, todo depende de como te pille el cuerpo, porque hay veces que según el ánimo te lo tomas medio bien, y te dices: "Aprovecho y termino todas esas tareas que siempre voy dejando para otro día", pero sin embargo otras... NO ESTÁS PARA ESPERAS.
No importa, me mantendré ocupada para ahuyentar mis perversas fantasías, como por ejemplo, arreglando el armario, que ya es hora de sacar la ropa de invierno, pero vaaaaya... Mi compi de juegos, va tomando confianza y empieza a dejar sus cosas en mi casa. ¿Qué tenemos aquí? Una camisa, un par de camisetas y uppsss un ¡¡Cinturón!!. Grrrrrrr, paso del armario. ¿Y si voy a la cocina a preparar mi famoso pastel de coco?, a ver, ¿Qué necesito? Batidora, molde, pincel,¡¡Espátula!!... Ufff, que recuerdos me trae!!
Casi mejor me voy al sofá y sigo con mi libro... Claro que sólo a mi se me ocurre decorar con ¡¡Bambú!!.
¿ Os habéis fijado en la cantidad de utensilios spankos que nos rodean? Objetos de uso cotidiano, que nosotros convertimos en implementos traviesos y juguetones con los que disfrutar y divertirnos.
Aunque yo tenga que esperar otros siete días para ello!!
Hace unos días saltó la noticia de que la Dgt sancionara con
más dureza las infracciones al volante. En Spank city hace tiempo que se han
reducido accidentes y conductores y conductoras respetan todas las normas en
carretera, y es que de no hacerlo tendrían que enfrentarse a la Spank patrol,
patrulla creada especialmente para castigar cualquier incumplimiento en carretera.
Estos agentes no entienden de puntos o sanciones, pero tienen otros métodos que
te convencerán de no usar el móvil mientras conduces y recordarás siempre cual
es el límite de velocidad. Así que si quieres seguir cómodamente sentada al
volante, ya sabes!! Claro queviendo al
cuerpo de policía de la ciudad,habrá
que olvidarse de señalizar alguna maniobra, no??
Este verano he recibido una visita inesperada y de lo más
agradable, mi querido tio Fer. Recordando buenos tiempos blogeros me dijo que
porque no volvíamos a reactivar el blog, y claro como buena spankee, le di toda
una lista de excusas por la que no tenía tiempo para volver a escribir, y claro
el tio Fer no se rinde a la primera e insistió, él y su fusta, y claro, ¿Cómo
negarme??. Accedí encantada a volver a postear y darme una vuelta por ese mundo
spanko online del que he estado tan desconectada. Así que chicos, chicas, aquí
estamos de nuevo, esperando volver a reencontrarnos con todos los que nos
seguisteis durante tanto tiempo, y esperando que esta nueva etapa sea larga y
fructífera.
Cuando hablo de mi afición por los
azotes, más de uno me ha llamado masoca, pero a un masoquista el dolor le
proporciona placer, lo que no es mi caso, por
lo que es difícil explicar a un vainilla porque disfruto de los azotes, cuando
temo al dolor y los azotes duelen y mucho.
Puede ser contradictorio que disfrutes
con las nalgadas si el dolor no es lo que te hace gozar, muy al contrario, yo grito,
lloro, suplico y cuando se termina el castigo
me siento ¡¡Satisfecha!!
Y es que todo lo que rodea al spanking
es de lo más placentero!
El poder puede ser muy sexy, así que
aceptar el control de mi compañero, sentirme sumisa, su tono de voz, su mirada, su
dominio, todo eso me enciende y todavía las
nalgadas no han llegado. Después del castigo, estoy al límite, excitada, lista
para el sexo y dispuesta a experimentar el mayor de los placeres.
Es el Día Mundial del Spanking. Además cae en un año con 8.
Una ya larga tradición internacional precede a este día tan importante en que celebramos algo así como el "Orgullo Spanko". Todas y todos nos reconocemos hoy!
Lo mejor es celebrarlo con unos buenos azotes!
Cuéntanos si lo estás celebrando, si hoy no puedes celebrarlo o la celebración llega un poco más tarde...
Milagritos nos vuelve a sorprender con una de sus aventuras - o deberíamos decir desventuras - a manos de su Profesor, Preceptor, Mentor, Spanker y Amante... ahora en misión higiénica.
En sus locuras Milagritos, sin pudor alguno, narra algunas de las intimidades más escabrosas que le han ocurrido. Evidentemente esta indiscreción le costará muuuuyyyy caro.
Publicamos su relato en el blog de Azotes cuyo archivo es un auténtico joyero de literatura spanka. Aquí va un pequeño adelanto...
El Castigo y el Bidet
Milagros
no hace mucho mérito cuando se queda en casa de Víctor, su profesor y su amante.
Muestra una actitud desenfadada: ríe con descaro, escucha música a un volumen escandalosamente
alto, conecta con sus grupos de “Instam”
y de “Whatsapp” sin silenciarlos, cambia
diversos objetos a lugares insólitos, deja las luces encencendidas, moja infinitas
toallas para secarse su cabello y ensucia infinitos vasos para beber agua, entre
otras. A Víctor no le gusta nada el comportamiento displicente de Mila.