viernes, 24 de agosto de 2012

Theresa Berkeley


El primer libro inglés sobre Flagelación fue publicado en 1700, a partir de ahí, se abrieron numerosos locales dedicados a esta práctica y muchas fueron las mujeres expertas en el arte del castigo erótico.  Para estas mujeres aparte de una fuente de ingresos, era la oportunidad única de tener un látigo en la mano y un hombre postrado a sus pies, liberándose por unos momentos de la opresión a las que ellas eran sometidas constantemente. 
Theresa Berkeley es considerada la pionera del sadomasoquismo, su talento fue muy codiciado por la clientela de la época.
Tenía su negocio en el 28 de Charlotte Street (ahora, 84-94 de Hallam Street) y contaba con una adinerada clientela, la flagelación era un vicio aristocrático, ya que "solo la gente elegante podía ser azotada por diversión". 
En su casa contaba con una alta variedad en varas de abedul, que mantenía en agua, por lo que siempre estaban verdes y flexibles, gatos de nueve colas, algunos de ellos terminados en puntas de metal, agujas, correas de cuero de distintos tamaños y espesor, incluso un suministro constante de ortigas verdes, sin olvidar la polea y el gancho, sujeto al techo del segundo piso donde sus clientes y clientas, eran atados.
Pero por lo que se hizo famosa esta dominatrix, es por la invención del llamado caballo de Berkeley, el cual le hizo ganar una gran fortuna.
Era una especia de camilla, que se podía girar horizontal y verticalmente, donde se ataba al cliente boca abajo, con la cara y los genitales asomando por los agujeros de este artilugio y mientras era azotado por Mrs. Berkeley, una prostituta lo estimulaba oralmente.

Un escritor definía su negocio de esta manera: "Cualquiera con mucho dinero puede ser cliente, será azotado, fustigado, torturado, hasta quedar exhausto".
Y uno de sus asiduos, al enterarse del nuevo invento, escribió una carta a Theresa, una de las pocas que aún se conservan, donde se ofrecía a probar este aparato, cuenta que le pagaría una libra esterlina, si lo hacia sangrar, dos libras si la sangre llegaba hasta los talones, tres, si los talones se bañaban en sangre,cuatro si la sangre llegaba hasta el suelo, y cinco libras esterlinas, si lo hacía perder el conocimiento.
Theresa Berkeley, nunca temió ir a la cárcel, como solía ocurrirles a los dueños de otros burdeles, ya que su clientela de alto rango, entre los que se encontraba el mismísimo rey Jorge IV, según cuentan, adicto a los castigos anales, la libraban de la posibilidad de ser encarcelada.
A su muerte en 1936, legó toda su fortuna a su hermano, misionero en Australia, que al enterarse de la procedencia de su herencia, renunció a ella, por lo que se la quedó el estado.
Y respecto a sus memorias, las que llevaba mucho tiempo anunciando, fueron retenidas por su asistente médico, el Dr. Vance, aparte de numerosas cajas, que contenían cartas muy comprometidas pero que nunca fueron publicadas.








6 comentarios:

Marlowe dijo...

Un artículo muy interesante, Marita. ¿Serías tan amable de compartir la bibliografía utilizada?

Un abrazo,

marita correa dijo...

Hola Marlowe, borro las notas una vez he escrito el artículo, ya se que es un error,pero es para no acumular documentos, pero no te preocupes, que las busco de nuevo, aunque no había demasiados datos, todas las fuentes contaban más o menos lo mismo, mañana que tengo más tiempo las busco y te las paso. Un saludo

gavi dijo...

Muy interesante marita.
Tu artículo me hizo recordar a las Dominatrices de hoy día, profesionales, osea que cobran sus servicios, las cuales han sido duramente criticadas. Crítica que parece apareció desde que el sado-masoquismo se salió del clóset y se aceptó alegremente como algo sumamente placentero para ambas partes.
Lo bueno para ellas es que, las críticas les importan un rábano, y sacan buen provecho, en todos sentidos, a la histórica facilidad masculina de pagar por placer sin ningún problema :)
Sé de algún spanker que algún dinerito ganó nalgueando clientas, pero creo que no duró mucho el negocio! Ignoro las razones. :)

Un beso.

entremaliada dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
marita correa dijo...

La verdad que muy bien por ellas si hacen negocio, y hasta en tiempos de crisis funcionan, yo vi un documental hace tiempo en el canal biography y aparte que me quede pasmada con las practicas que vi, porque ni sabia que existían, la dominatrix contaba que casi todos sus clientes eran directivos o gente con poder en sus trabajos, acostumbrados a dar ordenes, pero luego necesitaban ir a verla para ser azotados, dominados y mucho más que eso.

gavi dijo...

Así es marita, algunas de las personas que ostentan el poder, o que deben ejercer el total control día a día en su trabajos y en fin, recurren a este tipo de prácticas en las cuales disfrutan del placer de SOLTAR EL CONTROL y de ponerse en manos de alguien más. Mujeres y hombres por igual.
Es interesante. :)