Regalitos (¡Atención solo faltan 5 días!)

Autor: Fer

He hecho una pequeña selección de tiendas de artículos eróticos. Aquí incluyo algunas de Barcelona, algunas que venden por internet y hacen discretos envios a domicilio u oficina y algunas un tanto especializadas.

Lo interesante es el cambio de tipo de negocio que se está produciendo. Del local oscuro, tapado, con hombres solos vagando como alma en pena entre cabinas pajilleras y anaqueles sórdidos, estamos pasando a los locales tipo boutique fashion con mucho diseño en sus productos y un público mayoritariamente femenino.

Comenazmos por la sexshopencasa que tiene material bastante normal, pero parecen especializarse en los envíos.

Continuamos nuestra visita por Amantis, ya mencionada en un comentario por nuestro apreciado amigo blogero Cometospank.

El tocador se especializa en chicas y tiene algún que otro producto interesante, la web es un poco ñoña... Casi tiene ese punto de cursi-rosita que tanto cultivan algunas de nuestras más apreciadas spankees.

Un sex shop tradicional, pero que no tiene web, en materia de spanking y bdsm es The Mask. Calle Bonaire, 22 08870 Sitges; teléfono 938 113 432

La chica lámpara de su tarjeta de visita (del sex shop The Mask) se corresponde con una lámpara life size, es decir, a tamaño natural. Cuesta seiscientos euros y la venden en The Mask, una sex shop de la muy celebrada ciudad de Sitges. Para coleccionistas más modestos, la tienda ofrece una amplia variedad de muñecas de pequeño formato muy decorativas y sugerentes.

Algunos productos innovadores son sorprendentes, como el vibrador para iPod. Obviamente este es un artículo para las más pijas (sé que la palabra choca en el Rio de la Plata, pero su sentido es de niñas bien un poquito tontitas) y de mayor poder adquisitivo. Este ingenioso aparato vibra de acuerdo a la música que está escuchando su propietaria en el ipodcito, esta música también marca el ritmo de las vibraciones, mientras que su intensidad viene dada por el volumen. Habrá más de una que se juegue los tímpanos, incluso parece ser que este tipo de vibrador podría incorporar una etiqueta, como la de los cigarrillos, advirtiendo los peligros para la integridad del oído que un uso exagerado puede causar.



Desig es otro sex shop que renueva la imagen de estas denostadas tiendas. A continuación incluimos un comentario sobre esta tienda y otras como La condonería o Sensualove.

La tradicional sex-shop parece tener los días contados. Esos establecimientos oscuros y sórdidos, atendidos por huraños dependientes y con las estanterías llenas de rugosas y burdas reproducciones de los órganos sexuales, están siendo sustituidos por locales amplios y luminosos, decorados con elegancia y buen gusto y dirigidos por personal amable y cualificado. En sus vitrinas se pueden encontrar vibradores de diseño, afrodisíacos naturales y lencería erótica de calidad. Todo muy alejado de los tradicionales disfraces de putón, el sadomasoquismo de plástico y la parafernalia hortera de las despedidas de soltero. Locales como Le Boudoir, en Barcelona, y La Juguetería, en Madrid, han sido pioneros de un estilo de local que apuesta por la estética, la información y la calidad, temas que, a pesar de la opinión de muchos, no están necesariamente reñidos con el sexo. Desig, una bonita tienda situada en el barcelonés barrio de Gracia, ha sido la última en apuntarse a este innovador estilo. Dos espaciosas plantas en las que se combinan los objetos eróticos con las exposiciones de arte, la literatura erótica con la sensualidad de la delicada ropa interior, el cine de género con las fragancias estimulantes. Todo ello en un ambiente agradable y luminoso. Un espacio que invita a la fantasía y a la seducción. Desig acaba de abrir sus puertas y aún tiene que crecer en muchos aspectos, pero su propuesta invita a vivir una sexualidad adulta, inteligente y personal. No dejen de visitarla.

Y finalmente Le Boudior, tienda sobre la que se ha publicado un artículo en El País que transcribo.

Un tocador de señoras
ISABEL OLESTI 25/01/2007


Un boudoir era, en el siglo XVIII, el saloncito privado en el que las damas acogían a sus amistades íntimas, se acicalaban, bordaban, escribían sus cartas y tocaban o escuchaban música. El boudoir se decoraba con ricos tejidos, tapicerías, lámparas de cristal, espejos, brocados, muebles frágiles y exquisitos... De hecho, la chaise longue deriva del boudoir, así como otros muebles de asiento cuya utilidad fascina por lo ambiguo y lo sugerente de su diseño. Alguien en Barcelona ha querido emular aquellos viejos tiempos y ha montado un boudoir en la calle de Canuda para que las señoras se sientan transportadas a aquella época en el momento de probarse unos sostenes o unas bragas. Hace tres años, las hermanas Roser y Sílvia Texidó abrieron una tienda donde se vende mucho más que lencería fina y donde las damas pueden dar rienda suelta a su imaginación en los deliciosos probadores. Cortinajes, arañas de cristal, paredes forradas de telas sugerentes, lámparas rojas... éste es el marco para que ella, o él, se enamore de un corsé de blondas, un tanga de perlitas o unas pezoneras que se comen. Y cuando digo "él", es porque cada vez son más las parejas que se animan a ir juntas a comprar estos menesteres, o los hombres que piden consejo para elegir lo más electrizante, aunque, según M. dels Àngels, la amable señorita que les atiende, lo que les sigue fascinando a ellos son los ligueros.

"Esto es una tienda de lencería, pero también queremos fomentar el deseo, erotizar la vida de la mujer"
Me adentro en este mundo de perlas, plumas y blondas para sentirme partícipe de la sociedad y ser uno de estos compradores anónimos que, según estadísticas, esta temporada gastarán 250 millones de euros en rebajas. Le boudoir, erotic lifestile -así se llama la tienda- me ofrece mil posibilidades para sentirme mucho mejor en esta mañana fría y gris que nos ha caído de sopetón. Roser me cuenta lo mucho que ha cambiado la mujer en este país y lo atrevida que se vuelve. "Esto es una tienda de lencería, pero también queremos fomentar el deseo, erotizar la vida de la mujer, aunque estemos lejos del sex-shop, porque nuestros juguetes sexuales son distintos: aquí se cuida el diseño y la imagen". Y me enseña ese conjunto de tanga y pezoneras que en realidad son chuches de todos los colores. O ese stock de plumas para hacer cosquillas donde a uno o a una le plazca. O ese polvo (nunca tan bien dicho) de chocolate que se esparce por el cuerpo y se come. "Lo del chocolate tiene mucho éxito", comenta M. dels Àngels.
Sílvia y Roser decidieron montar esta tienda viendo las muchas que hay en Europa, sobre todo en Inglaterra. "Allí las mujeres están mucho más desinhibidas que aquí y buscan la provocación, mientras la mujer mediterránea se preocupa más de ser elegante". Me enseñan gargantillas, máscaras, zapatillas de seda y plumón y otros adornos que embellecen a las juguetonas mujeres en sus zonas más íntimas. Me recomiendan un pack con aceite de masaje comestible que cuando se lame te calienta la boca y unos polvos blancos que se esparcen con un plumero y que saben a fresas al cava. Meto la nariz en diferentes ungüentos de todos los gustos y ojeo la sección de libros: Orgasmo simultáneo, Cómeme... En Cocina erótica me enseñan a preparar unos muslos de conejo, o unos plátanos con canela, o una fritura de alcachofas. Me siento algo empalagada y decido enfocar mi atención a esas prendas que cuanto menos ropa llevan más cuestan. Me encantan las pezoneras en forma de flor, o de corazón, incluso las hay de cristal. Me muero por probármelas, pero intuyo que al final no me las quedaré.
Le Boudoir fue la primera tienda erótica de mujer que se montó en Barcelona. Ahora han abierto otra en Pedralbes Center y ya piensan en abrir franquicias en Madrid y toda la costa de Levante. "¿Sabes lo que se está poniendo de rabiosa actualidad?", me comenta M. dels Àngels, "pues la bolas chinas". Me suena que hace unos años se rumoreaba el poder vaginal de la Presley gracias a esas bolas, pero tampoco me veo con la vagina ocupada con piedrecitas mientras voy al mercado o redacto esta crónica. "¡Ahí radica la gracia!", continúa mi asesora sexual, "porque se ejercita el músculo sin enterarte. Y los beneficios son, además de eróticos, terapéuticos. ¿Sabes cuántas mujeres acaban usando dodotis por incontinencia?". Veo que la conversación adquiere otros aires bastante lejos del glamour del liguero, pero es lo que hay.
Dice M. dels Àngels que la gente se corta cada vez menos, que le explican lo que sea y que quieren saber toda clase de detalles para escoger el mejor producto. "A veces esto parece un consultorio sexual". Al final no me quedo nada, pero le prometo que meditaré sus ofertas.

Uno de mis sex shop predilectos no está en Barcelona sino en San Francisco, ya tiene muchos años de existencia y se llama Good Vibrations. Se tarata de un sex shop tradicional, generalista y muy bien surtido en torno al cual ya en los años 80 se generó toda una comunidad de gente capaz de tomarse el sexo como un campo donde el juego y los juguetes contribuyen a la alegría de vivir.