Autor: Fer
La foto que ilustra este post no es un montaje de spankos, es una foto real tomada hace dos semanas de un escaparate de una de las vias más comerciales de Barcelona.
Tal vez el estilo del manequí es un poco modosito para llevar tan magnífica fusta en las manos, pero también está la foto a sus pies, bastante más insinuante. Y toda esta iconografía no me suena tanto a bdsm como más bien nos lleva al mundo spanko.
Una vez más estos pequeños signos nos hacen pensar en una lenta pero inexorable presencia de un lenguaje spanko que, de momento, se expresa muy sigilosamente pero que pugna por salir a la luz pública.
Es cierto que estas reflexiones ya las hacíamos en un artículo publicado en julio de este año, La estética spankera sale a la luz, a propósito de una discoteca cuyo motivo central son las colegialas no tan bien comportadas.
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