martes, 18 de diciembre de 2018

Su primera experiencia



Uno de nuestros lectores, me mandó un mail, contándome como descubrió el spanking. Con su permiso, por supuesto, lo  comparto con vosotros.

Tenía unos vecinos que discutían constantemente. Yo tenía 19 años, ellos no llegaban a los 30. De vez en cuando, si mis padres no estaban, mi vecino venía a mi casa a tomar una cerveza y solía contarme sus problemas con su novia. Nada en su relación funcionaba, ni siquiera el sexo. Él se quejaba de el mal genio de ella, y como de una tontería podía formar una gran batalla. No tardaron mucho en romper del todo. 
Pasados unos meses, me encontré a mi vecina en el portal y la ayudé a subir las bolsas de la compra. Ella me invitó a tomar un café, y no tardó ni dos minutos en tontear descaradamente conmigo. Me preguntó: ¿Qué te gustaría hacer conmigo? Mi respuesta la dejó sin palabras por unos segundos. "Unos azotes no te vendrían nada mal", tengo que decir que la frase la saqué de una peli antigua cuya escena resultaba ser bastante ardiente. Después y con mucha ironía me dijo: "¿Un crío me va a azotar a mi?". Sin pensarlo, la agarré del brazo, la puse sobre mis rodillas, y comencé a zurrarla. Al principio no fui brusco, tampoco sabía como iba a reaccionar ella, cuando vi que solo lloriqueaba pero no luchaba por liberarse, le subí el vestido, bajé sus bragas y comencé a azotarla más fuerte. Cuando acabé, su comportamiento era totalmente sumiso y terminamos en su cama. En aquel momento me acordé de su ex, cuando me contaba la falta de sexo que existía entre ellos. 
Después de ese día, nos enrollamos muchas mas veces. Siempre hubo azotes antes del sexo y de los fuertes. Una vez ella misma me entregó su cepillo, quería probar algo más rudo. Terminó llorando, abrazada a mi, y completamente mojada. 
Desgraciadamente, cambió de trabajo y tuvo que trasladarse a otro barrio más cercano a su empresa. Nunca más nos volvimos a ver.
En casi todas las relaciones que tuve después, he azotado a mis parejas. Casi siempre por erotismo, pocas por disciplina. De todo esto ya han pasado bastantes años, ahora estoy casado y a mi mujer no le interesan los azotes ni como juego. Tampoco los echo de menos, creo que mi lado spanko, surgió como algo casual y desde mi primera experiencia como spanker he estudiado mucho las actitudes y comportamientos de muchas damas, y las señales que estas envían cuando desean ser dominadas y sometidas. 
Los azotes tanto eróticos como disciplinarios, dependiendo de los gustos, son un excelente complemento para el sexo, pero creo que muchas veces también ayudan al buen funcionamiento de la relación de pareja.



Autor: Un lector

2 comentarios:

Yo spankee dijo...

Es delicioso leer las experiencias de alguien más... 😍

Anónimo dijo...

Una esperiencia envidiable