Autor: Jordi Spank
Era una de
esas tardes calurosas de Junio con esa humedad insoportable que tenemos en la
ciudad Condal por estas fechas. Después de un duro día de trabajo me disponía a
ir al club de natación para desconectar un poco del ritmo diario, al llamar el
ascensor y pararse en mi rellano salió ella con un ímpetu fuera de lo común.
Todavía no has llegado abajo, la interrumpí en su camino. Era centroeuropea de
clase alta una ejecutiva que se alojaba por temporadas en el ático de Laura una
antigua vecina que se marcho a vivir fuera y alquilaba su ático de diseño a
ejecutivos. Carla y yo nos habíamos cruzado varias veces por la escalera y no
podía dejar de admirar su belleza casi altiva, con sus trajes de firma y sus
impecables calzados de tacón siempre acompañados de unas medias que no
desmerecían para nada. Al principio solo intercambiábamos conversaciones
triviales, pero poco a poco fui intimando algo más y me explicaba como su
trabajo le ocupaba gran parte de su tiempo y lo que ella consideraba diversión
o vida real en definitiva parecía una quimera, acordamos poner solución a eso
lo antes posible. Ahora que la tenía delante mío no podía parar de recordar cómo
había podido detectar cierta excitación y nerviosismo en ella cuando fuimos
coincidiendo y a medida que yo ganaba confianza le hablaba con imperativos de
tal modo como al abrir la puerta del ascensor y decirle, sal, vamos!! Acto
seguido le dije que después de nadar pensaba salir a cenar fuera que con este
calor no era apetecible encerrarme en casa y que debería acompañarme, también
le dije esto con cierto aire de mando. Sonrió y me contestó veo que no me queda
otro remedio, ¿Me recoges en dos horas?.
Apenas pude
nadar de excitación, al llegar a casa llamé a mi restaurante favorito y como era
jueves no hubo problemas de disponibilidad. La recogía a las 21 horas estaba
deslumbrante, un vestido floreado vaporoso y poco más podía adivinar...
Llegamos al restaurante, nos tenían reservada una mesa en la segunda planta con
luz tenue. La velada se fue animando con conversaciones intimas, risas cómplices
y un delicioso vino blanco haciendo su efecto por momentos. En nuestra planta
solo nos acompañaba una mesa con 4 hombres que parecían estar celebrando algo
importante. Conforme avanzaba la noche le hice ver cómo me gustaba esa postura
de desaire y desobediencia ante todo que sostenía, pues se antojaba un reto que
solucionar. Lo cierto es que las dos veces que fue al baño, los hombres de la
mesa cercana no podían quitarle sus ojos de encima y ella sin exagerarlo
simplemente con elegancia natural hacía para que así fuera. Al cabo de un rato
y ya tomando una copa después de la cena le dije ves de nuevo al servicio y tráeme
la minúscula y única prenda que llevas como ropa interior en la mano y pósala
dentro de la mía. Me miró desafiante y me dijo, ¿Crees que debería? Debes y lo
vas a hacer. Así fue en pocos minutos sus minúsculas braguitas reposaban dentro
de mi puño, su rostro parecía más iluminado que en toda la noche y nuestros
compañeros de escena que se estaban percatando de todo y de cómo subía el
ambiente por momentos parecían absortos. Al poco nos levantamos, deje que
pasara delante mío y ella no pudo resistir a girarse hacía ellos y decirles
buenas noches, mientras le dedicaba la mejor de sus sonrisas a los 4 pobres
zombis hipnotizados antes sus caderas.
De
allí a un club, donde estuvimos bailando hasta que al cabo de 40 minutos decidí
dejar que bailara sola en la pista y observar con una copa desde un reservado. Pasaron
3 o 4 hombres intentado conseguir su atención, ella se dedico a contornear su
baile cerca de ellos y a mantener la distancia con una actitud que parecía
hasta déspota. Primero atraía y después desechaba, fue suficiente me acerque le
susurre en su oído que nos íbamos y me siguió obediente pensando creo, que el
cupo de irreverencia ya estaba cubierto por esa noche. Ya en mi coche, fuimos
comentando como había transcurrido la noche. Le dije que si no creía que su
comportamiento había sido inadecuado y me contestó, ¿Inadecuado? He sido una
autentica perra, ahora tú verás que debes de hacer conmigo. Creo que nunca
antes había sentido tal excitación pensando en lo que iba a ocurrir. Al entrar
por la puerta de mi casa, no pude más que tumbarla encima del sofá arrancar su
vestido con poca delicadeza y propinarle la primera serie de azotes que ella
encajo con una dignidad admirable, que menos que esto podía esperar...Acto
seguido le dije que se desplazara a 4 patas hasta mi dormitorio así lo hizo y
al llegar la encontré encima de ella esperando más, la volví a azotar viendo
como sus nalgas enrojecían por momentos, siempre he pensado que un azote debe
tener una fuerza controlada, ni débil ni mísera pero tampoco cruel eso sería
vulgar y ordinario. Pero su descaro me excitaba de tal manera que costaba
contener mi ímpetu. La tercera sesión empezó en pocos minutos después de dejar
que el silencio inundara el ambiente y ambos pudiéramos oír la respiración
entrecortada del otro. En esa tercera sesión vi como su grado de excitación iba
a más, saque una pequeña madera de mi escritorio y cuando ella esperaba una
última tanda, me dedique simplemente a masturbarla con ella mientras le decía
su oído que tenía razón que había sido una autentica perra y esto no iba a
quedar así. Todo lo que pasó en adelante durante esa noche fue simplemente sexo
y no me gustaría aburriros con detalles banales. Espero que hayas disfrutado
del momento como en su día lo hice yo. Y recordad portaros bien...o no!!!
10 comentarios:
Si que he disfrutado de tu experiencia y mucho, la verdad es que me he quedado con ganas de más. ¿Hubo más encuentros? Espero que sí y que los cuentes
Un saludo
Gracias Jordi por tu colaboración en el blog, con esta excitante historia de la que he imaginado cada escena y Ufffff! Para que te voy a contar más, jeje
Me encanta cuando dices: "Siempre he pensado que un azote debe tener una fuerza controlada, ni débil ni mísera pero tampoco cruel eso sería vulgar y ordinario".
Me encanta tu estilo
Saludos en la noche
Con todos los respetos a los máximos aspectos : "Jooder, qué tostón".
Qué le vamos a hacer... me aburrió.
A mi me encantó
Si hubo más, no podía ser de otra manera. Deberiamos compartirlo.
Gracias Marita por permitirme colaborar con vosotros.
Me alegra de sobremanera activar tu imaginación.
Gracias por el piropo, pero no debes permitir que te azoten de otra manera. Deberíamos comentarlo.
A mi me encanta tu foto. Me hace volar a momentos muy...
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