lunes, 14 de abril de 2014

Tawse


Autor: Marita Correa
No soy una obsesa de los implementos y realmente no tengo una gran colección de ellos,  soy más de instrumentos caseros y casi siempre utilizamos los mismos, sin embargo sentía una gran curiosidad por el tawse. 
Esta tira de cuero de una, dos, tres e incluso cuatro lenguetas, fue un invento de los escoceses, empleandolo sobre las manos de los estudiantes como método disciplinario, sin embargo en las prisiones se utilizaría en las nalgas de presos y presas.
Ya había sido advertida sobre éste, y había leído en varios artículos que no era lo mismo  que un cinturón, pero aun así compré uno y no podía esperar a probarlo.
El trato fue que no serian menos de doce, ya que había sido un capricho mío,  por lo que no se me permitiría al segundo o tercer azote decir que ya no quería más. Por supuesto acepté (de todas formas si no lo hubiera hecho, seguro que hubiera subido la cantidad de azotes y hubiera salido perdiendo) y no puse ninguna objeción. En cuanto sentí el primer golpe con mi deseado instrumento, ya podía entender a todos los que lo detestaban. También me alegre en ese momento de haber comprado uno de dos lengüetas y no más, ya es suficiente sentir dos latigazos secos y profundos sobre la piel al mismo tiempo. Al cuarto azote le supliqué que parara, su respuesta fue atar mis manos al cabecero de la cama, por lo que no me quedo más remedio que disfrutar de mi recién adquirido capricho.
A pesar de que no me ha gustado tanto como esperaba y que duele muchísimo más que un cinturón, no llega a ser tan detestable como la canne, a la que aborrezco profundamente y sé que lo volveré a probar voluntariamente. Hubiera sido mucho más llevadero, si los azotes hubieran sido algo más ligeros, claro que si esto hubiese sido así, me perdería el poder admirar, las hermosas marcas que ahora mismo adornan mi trasero.



3 comentarios:

Yo spankee dijo...

Lo volverás a probar voluntariamente... y seguro involuntariamente también ;)

¡Besines!

marita correa dijo...

Tienes razón, sobre todo involuntariamente, jeje.
Un beso

Anónimo dijo...

Me gustan tus relatos marita... No dejes de publicar.