martes, 28 de febrero de 2006
El spanker y sus paraísos artificiales
Autor: Fer
Cuando hablaba de esa quimera que no se me ocurrió mejor idea que bautizar como la spankee huidiza, no pretendía caer en ese tópico tan adolescente de “mi spankee ideal” o “mi tipo de spankee”. En la vida adulta, efectivamente, solo deberían existir personas de carne y hueso y si juegas con ellas a los azotes eróticos, das un paseo por el bosque o cruzas apuesta ¡genial!
Se han escrito cuatro comentarios absolutamente acertados, profundos y a la vez conectados a la realidad pura y simple de las cosas que cuatro inteligentes spankees han acotado al artículo sobre la spankee huidiza, por lo que descartamos la imagen de la spankee ideal, más allá de un simple pasatiempo de la imaginación que siempre seguirá siendo un poco adolescente.
Sin embargo, el spanker hombre heterosexual, tomándome el atrevimiento de generalizar nada menos que partiendo de mi propia experiencia, es un ser en perpetua búsqueda, es un ser deseante, un ser básicamente incompleto si no tiene unas buenas nalgas que echarse a las palmas. Esa afanosa búsqueda continua no es la búsqueda solamente de una o varias parejas de spanking, es la búsqueda de algo que está en su imaginación y que es el motor de su afición al spanking.
Así como el spanker cuando está en un aeropuerto y ve a una hermosa señorita desde atrás, muy fácilmente deja volar la imaginación hasta verse a si mismo con aquella chica tendida sobre sus rodillas en algún discreto recoveco de la terminal aérea, constantemente ve más allá, proyecta sus deseos. Algunas veces, por la propia clandestinidad del spanking, es probable que tal vez la spankee está agazapada en ese conjunto de jóvenes alumnas de postgrado a las cuales el spanker da una clase o en sus clientas, vecinas o amigas. No olvidemos que la mayoría de nuestras amigas spankees adultas confiesan que la mayor parte de su vida spankee ha transcurrido en su mente, bajo la superficie del iceberg spanko siempre se esconden 9/10 partes, el sendero secreto fue comenzando por su infancia o adolescencia y extendiéndose toda su vida, por lo tanto son más los años de spankee oculta o criptospankee que de spankee salida de el armario de los azotes perdidos.
El spanker siempre proyectará su imaginación incansable hacia adelante, el spanker siempre verá unas anónimas nalgas con unos ojos especiales que quieren ir más allá de los que está permitido, incluso verá conductas punibles en chicas cuya mente tal vez no discurra por los mismos derroteros y volará mentalmente hacia locas conjeturas y divertidos diálogos consigo mismo.
Es cierto que el spanker puede estar algo frustrado, nuestro amigo Sir Williams, en un ejercicio de humor y honestidad que honra a todo nuestro gremio relata las desventuras y miserias del spanker novato, que yo haría extensibles en muchos casos al spanker supuestamente experto.
Incluso puede tener una realidad de spanker feliz y afortunado, yo me considero uno de ellos, a pesar que también he pasado mis sinsabores y me puedo identificar con ese antihéroe a incorporar en la galería de superhéroes míticos: el simpático Superspankerman. La imaginación onirico-onanista del spanker es, a mi juicio incansable y de una energía capaz de sustituir al mismísimo petróleo. También se puede compartir conmigo y otros spankers la fe inquebrantable que tengo que en cuando el spanker ha sido bueno en vida, ha nalgueado mucho y con justicia, en el momento en que fallece se eleva a una sección especial del paraíso celestial donde abundan cientos de ninfas de respingones traseros, todas ellas disponibles a sus requerimientos.
lunes, 27 de febrero de 2006
¡Los hombres de Cromañón ya practicaban el spanking!
Autor: Seniba
Hace mucho tiempo, digamos que cien mil años, Europa estaba habitada por los Neardenthales que, según dicen los antropólogos, eran unos seres completamente humanos. Es decir muy parecidos a nosotros mismos, salvo tal vez por una sola cuestión: ¡no eran nada curiosos!
No cambiaba nada de generación en generación. Si hubiéramos metido a un Neardenthal en el túnel del tiempo haciéndole recorrer 50.000 años no habría encontrado ninguna diferencia con la gente de su propio tiempo: El mismo lenguaje, las mismas creencias, las mismas comidas, la misma forma de follar (aquí te pillo aquí te mato) . . .
Hace bastante tiempo, digamos que treinta mil años, vino de África un nuevo tipo de ser humano que, con esa costumbre idiota de poner a una especie el nombre de la primera cueva en la que se han encontrado huesecillos suyos, se han venido en llamar hombres de Cromañón pero, ¡que coño! De Cromañón nada. Eran africanos puros.
Los hombres de Cromañón eran exactamente iguales a nosotros (es más yo creo que nosotros continuamos siendo hombres de Cromañón) y, por lo tanto también eran muy parecidos a los Neardenthales.
¿Qué cual era la principal diferencia entre Cromañones y Neardenthales? La respuesta es muy simple. El hombre de Cromañón era muy curioso y el Neardenthal no. ¡Sólo eso! Por eso, el hombre de Cromañón estaba continuamente probando sobre nuevos lenguajes, nuevas creencias, nuevas comidas, nuevas formas de follar (mucho más placenteras y sofisticadas) . . . .
Por eso un hombre de Cromañón metido en el túnel del tiempo y trasladado, no 50.000 años como en el caso anterior, sino simplemente 10.000, estaría completamente desorientado porque todo habría cambiado enormemente, hasta tal punto que no entendería nada.
Pues bien, según mi teoría, el hombre de Cromañón exterminó completamente al hombre Neardenthal. Pero no fue en una gran guerra. No. No. ¡Ni mucho menos! Simplemente lo exterminó porque ellos evolucionaban y los otros no y eso, poco a poco, en apenas unos cuantos miles de años, hizo que uno seres tan humanos e inteligentes como los Neardenthales acabaran despareciendo. ¡No había sitio para ellos en el mundo!
¡Y así fue como nació el spanking!
Me explicaré:
Esto que voy a decir ahora no tiene ningún valor científico y es sólo una cosa que se me ha ocurrido a mí, pero me parece una hipótesis perfectamente creíble:
Los Neardentales tenían sentimientos. ¡Por supuesto! Estoy seguro. Eran capaces de amar, pero eran muy toscos y para ellos mantener relaciones sexuales implicaba poner a una hembra a cuatro patas, dominarla para evitar que se largara y follar lo mas rápido que se pudiera para evitar riesgos de todo tipo. De eso dependía que unos dejaran su semilla y otros no.
La reproducción se hacía así, al igual que el resto de los mamíferos, desde hacía millones de años y, como ellos no eran nada curiosos, pues así seguían haciendo las cosas sin modificar casi nada.
Pero al hombre de Cromañón sí le gustaba experimentar nuevas sensaciones y así, poco a poco, las relaciones sexuales hombre-mujer evolucionaron de tal manera que se adoptaron otras posturas mucho mas placenteras, tanto para unos como para otras. La relación era más duradera, porque estaban mejor organizados, todo era más evolucionado, ya no se trataba de una posesión sino de una relación.
Pero los genes son los genes y no hay quien se los quite de encima. Por eso el culo de las hembras resultaba tan atractivo para los Cromañones machos como para los Neardenthales machos (era lo que se veía inmediatamente antes de follar). Por eso simular una dominación podía llegar a ser tan atractivo, . . . por eso, unos buenos azotes podían llegar a constituirse en una fase previa de la relación sexual, e incluso, en algunos casos, en una sustitución plena del acto.
Y, ¡sorpresa, sorpresa! Esos azotes en un culete, algo más peludo que los actuales, pero desnudo al fin y al cabo, gustaban tanto a unos como a otras.
¡Y así fue como nació el spanking!
¡Así de sencillo!
¿O tal vez no?
¡Vaya usted a saber!
jueves, 23 de febrero de 2006
La spankee huidiza
Autor: Fer
¿Qué pasa en la cabeza y en el corazón de un spanker? Según algunas versiones mal intencionadas en la cabeza solo hay eco ya que su único habitante es una triste neurona solitaria, pero dejemos de lado difamaciones y habladurías.
El azotar y todo el juego previo y posterior es una experiencia emocionante. Una experiencia, que aunque repetida una y otra vez con la misma spankee o con diversas spankees, no pierde su fuerza. El spanker, sin embargo, en el juego de los azotes es siempre más contenido en sus expresiones emocionales y, en todo caso, la descarga de azotes es la que permite una cierta catarsis por el movimiento y la energía puesta en su tarea.
Yo me considero un spanker muy afortunado ya que en los últimos años he mantenido amistad con derecho a azotes con spankees guapa, maravillosas personas y muy inteligentes. En este período de mi vida no me puedo quejar... bueno, tal vez me puedo quejar que muchas veces tengo que volar para dar unos azotes o esperar que la spankee me venga del aire, pero en todo caso eso añade emoción y me hace constatar que uno de mis más famosos slogan, “no hay spankees en Barcelona”, es estrictamente cierto. He tenido la suerte que mis amigas spankees, que son un encanto, a lo largo de mi trayectoria en el mundo spanko han comprendido que no soy spanker de exclusividades y me gusta azotar siempre una nalga nueva.
Pese a ello hay siempre un mito, una quimera que se me aparece en mi mente de spanker y es la spankee que mi imaginación muchas veces ha construido. Es algo así como un espejismo o el horizonte que conforme te acercas a la línea donde se juntan el cielo y la tierra, ésta se aleja. Esa quimera que según la Real Academia Española, es "Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo", existe bajo diversas formas en la imaginación de muchos spankers, cuando el spanker es además artista plástico o escribe bien, que no es el caso, puede llegar a representarla.
El efecto de Internet algunas veces tiende a magnificar estas percepciones. Cuando en un tablón aparece un brevísimo mensaje que dice algo así como “soy nueva y me interesa mucho esto de los azotes, yo desde pequeña siempre he pensado en recibir una vigorosa zurra” el corazón de spanker que llevo dentro de mi tórax comienza a latir con más fuerza y más velocidad. Luego viene la realidad en todas sus versiones, tal vez esta spankee o protoplasma de spankee, vaya usted a saber, desaparece por siempre jamás o pasa a convertirse en una simpática amiga del tablón.
A mi solo se me ocurre pensar en esas nalgas resplandecientes que tal vez nunca serán azotadas por mano humana de spanker. Algo hay allí de la forma en que se presentan y se perciben los deseos y fantasías de las spankees, tal vez para ellas también exista un spanker mítico o protospanker que solo vive en el inmenso territorio que se extiende entre los sueños y la imaginación.
miércoles, 22 de febrero de 2006
Interrogantes
Autor: Jano
Quiero exponer algunas preguntas que me rondan el cerebro desde hace mucho tiempo y que, quizás, alguien tenga las respuestas para ellas.
¿Cuál es el mecanismo interno para que un spanker disfrute de dar azotainas? A esa pregunta puedo responder desde mi propia experiencia que tal vez no sea extrapolable a otros. La forma en que afecta a la spankee la recepción de azotes, juegos verbales, miradas amenazadoras, etc., es la que me motiva para jugar. La complicidad, las mil formas de decirme sin decirlo que está esperando el “castigo”, sus feromonas que me asaltan son las que hacen posible mi participación activa. Ya sé,--o supongo--, que otros disfrutarán simplemente azotando y les motivará el mero hecho del contacto de su mano sobre la carne spankee. Cada uno es un mundo en sí mismo.
El misterio, lo que me lleva a escribir esto, es ¿Qué pasa en la psique o el cuerpo de la spankee? ¿Cuál es la causa primigenia que las pone en manos del spanker? ¿Cuál es la etiología de su placer? (Sabemos o creo yo saber, que la spankee nunca va a confesar o admitir verbalmente que le gusta ni a pedir directamente que la castiguen: al menos, eso es en nuestro caso) ¿Qué mecanismos se disparan en ella (o en él) para que el dolor se convierta en placer? Estas consideraciones podrían hacerse extensivas a los que practican BDSM como sujetos pacientes.
Se sabe de antiguo que los auto flagelantes de la edad media, consciente o inconscientemente, buscaban el placer. Así lo han dictaminado doctos personajes. Pero, es en lo que podemos llamar el “fenómeno” spankee el que me ocupa ahora, en la actualidad.
En muchas ocasiones, en mi fuero interno, me ha parecido acertar con que exista un mecanismo por el cual, recibir azotes (para la argumentación, me ciño solo a la mano que también hace daño) produzca placer a través de conexiones nerviosas de los glúteos con vagina, clítoris, etc. en el caso de una mujer y con testículos, pene, etc. en el hombre.
No cabe duda de que, el cerebro, el órgano sexual por excelencia, sea el receptor e incluso el provocador del placer en el sujeto castigado. Pero: ¿Cuál es la etiología, la causa de ese placer provocado por un acto que, en sí, es doloroso? Tiene que haber una relación causa-efecto que,.al menos yo, no entiendo.
Sé, me he enterado hace poco, de que existen varios puntos de acupuntura indicados para la curación de la anorgasmia femenina, situados en los glúteos. Quizás, al azotarlos, una corriente interna, un a modo de fluido se traslade interiormente hacia las zonas erógenas más aparentemente excitables y excitadas.
Lo que me queda claro es que los glúteos son zonas erógenas de primera magnitud. Eso es cierto. Pero (más peros), que el dolor produzca placer, es algo incompatible con una lógica cartesiana. Sin embargo, el efecto y, como dijo Galileo, “pero si muove”, es que éste, el efecto, es la consecuencia de la intervención de un azote o golpe sobre las nalgas.
Lo intrigante para mí desde tiempo atrás es, precisamente, esa relación entre dolor y placer. Lo cierto es que funciona así aunque no sepa los mecanismos que disparan el placer, la excitación sexual.
Por supuesto, existe una relación del tipo que sea entre cuerpo y mente para que el dolor, como en la alquimia el plomo se convierte en oro, en el organismo de la/el spankee se transmute en placer.
Espero, confío, que alguien me saque de éstas dudas existenciales. Alguien, no con más experiencia, sino con más conocimientos al respecto.
Después de lo virtual... El primer encuentro real
Autores: Amadeo Pellegrini y Ana K. Blanco
¿Qué peligros puede encerrar el primer encuentro cuando solamente conocemos a la persona por internet?
Los que solemos andar navegando por internet, en chats o grupos virtuales, conocemos mucha gente. Gente que un principio no tienen ni voz ni rostro, son solo un montón de palabras, de preguntas y de respuestas.
Ahora con las cámaras web nos podemos ver los rostros, hay micrófonos para hablar y parlantes que nos permiten oír nuestras voces. Y comenzamos a chatear: a este hombre le cerramos la pantalla porque se puso grosero, el otro no me cayó bien, y con aquel me quedé charlando por horas.
Y en los grupos virtuales pasa algo similar. Me anoto en un grupo, y decido si voy a ser integrante pasiva o activa. Si voy a ser pasiva seguramente me dedicaré a recorrer la lista a ver si puedo contactar a alguien que por sus datos sea lo que yo ando buscando y luego le escribiré o chatearé con él o ella. Y quizás lea algún mensaje que me suene interesante. Si soy una integrante activa, posiblemente vea cómo funciona los primeros días y luego me presentaré y me integraré al club, grupo o tablón, como prefieran llamarlo. Seguramente al principio me costará trabajo tomar el ritmo del resto de los integrantes, pero con el tiempo lo lograré. Allí conoceré gente, me llevaré mejor con unos que con otros, como en la vida diaria, compartiré ideas, etc. Y quizás yo me fije en alguien en especial o el otro se fije en mí y decidamos contactarnos en privado. Y aquí es dónde quiero llegar. Si pasado un tiempo decidimos conocernos… ¿qué riesgos corremos? Yo creo que muchos, y seguramente no los nombraré a todos, solo dos o tres:
- Riesgos físicos. Yo no conozco a la otra persona realmente. Aunque haya visto fotos, lo haya visto en cámara, haya oído su voz… en verdad no sé quién es, si me está diciendo la verdad o no. Puede mentirme y decirme que es lo que no es y el día del primer encuentro descubrir que esa persona no es lo que yo pensaba… y quizás sea demasiado tarde. Aunque admito que esto es muy poco común, pero es una posibilidad.
- Riesgos emocionales. Quizás la persona me diga que no tenga cámara y me mande la foto del tipo más guapo que me pueda imaginar y cuando nos reunimos el buen señor se parece a Mr. Bean. O me dijo que era de tal y cual manera y en la realidad es todo lo contrario. Por supuesto que yo puedo hacer lo mismo por diversión, por miedo al rechazo o por el motivo que sea. Las dos partes podemos mentir, porque de este lado de la pantalla yo puedo decir que soy la señorita perfección y como el otro no me ve, y aunque me vea no me ha tratado realmente, yo puedo decir que soy lo que se me ocurra, con tal de que el otro me acepte.
Ahora bien… ¿qué pasaría si las dos partes fueran sinceras? Quizás no lo sean en un principio, pero pueden llegar a serlo en el correr de los días.
Voy a contar aquí mi experiencia personal. El primer hombre que me ha nalgueado, lo conocí en un grupo de nalgadas. Él no interviene demasiado, pero sí lee los mensajes y yo le llamé la atención. O mejor dicho él me eligió supongo que por los dos motivos: por mi forma de ser y por vivir a pocos cientos de kilómetros uno del otro. Desde el primer mail tuvimos “química” y nos complementamos muy bien. A lo largo de los días los mails se hicieron más frecuentes y vinieron las conversaciones por chat y por teléfono… Después de alguna peripecia y por otro motivo, el encuentro se hizo realidad. Ese día (y los anteriores) mi estómago estaba lleno de mariposas y mi cabeza rebosaba de fantasías. ¿Cómo será? ¿Le gustaré? ¿Me gustará? ¿Y si me mintió? ¿Y si resulta ser un loco? No, me habría dado cuenta. Estoy corriendo un riesgo muy grande, pero me quiero arriesgar… etc.
Él vino a mi encuentro, en “mi” territorio, lo que me dio cierta seguridad. Pero apenas lo vi mis dudas se despejaron enseguida: era tal como lo había imaginado. Y en cuanto cruzamos dos palabras fue como si nos conociéramos de toda la vida. Ah! Y quiero agregar algo más: aún no sé su apellido, ni dónde vive, ni casi ningún dato de él, excepto lo que me quiso contar. No me hace falta conocer más… pero soy conciente que cuánto menos datos demos de nosotros mismos, mejor, porque a la otra parte no debería interesarle ningún dato personal. Si me preguntaran datos como nombres reales, apellidos, direcciones, números telefónico, etc… sospecharía mucho y por supuesto que no se los daría.
Quiero decir que con Alberto (ese es su nombre) seguimos manteniendo una bella amistad, nos mandamos mails, chateamos y charlamos por teléfono. El encuentro del nalgueo nos unió como seres humanos y como amigos del alma. No siempre estamos de acuerdo, pero creo que de eso se trata.
Otra cosa diferente, aunque con un resultado similar, me ha sucedido con Amadeo, porque desde los primeros mails él se mostró ante mí de una forma tan abierta que me sorprendió. Nunca imaginé que alguien me pudiera “regalar” datos tan íntimos como los que él me dio. Pero… no es tonto. Él supo conocerme por mis intervenciones en el tablón y se figuró como era yo, y luego de unos pocos mails confirmó que era así y decidió arriesgarse. Pero no siempre resultan las cosas tan bien y yo me atrevo a sugerir que jamás nadie proporcione ningún dato personal a un desconocido...
Amadeo y yo congeniamos desde antes de comenzar a escribirnos, claro que de eso nos vamos dando cuenta día a día, y una vez que hicimos contacto fue impresionante la buena onda y la excelente relación que se dio entre nosotros. Aún hoy me sorprende cuando escribimos un relato cómo interpretamos enseguida lo que quiere el otro. Es lo que se llama “empatía” ¿verdad Amadeo? .
Ana K. Blanco
Mi experiencia: Creo que Ana Karen tiene razón y puede haber quizás más riesgos o mayores de los que ella expresa, los contactos virtuales entrañan riesgo, como también andar por la calle caminando. Los peligros para una mujer quizás sean mayores; responder puede eventualmente llevarla a una trampa donde no uno sino varios la estén esperando con propósitos inconfesables.
Me cuesta generalizar en este tema porque en realidad tengo mucho menos experiencia que Ana Karen, no tengo cámara Web y no chateo casi con nadie. Entré a frecuentar Internet y a participar en forma pasiva en varios grupos, lo que me permitió formarme una idea de la manera como funcionan, de todos los que colaboraban con opiniones o relatos muy pocos llamaron mi atención, algunos hombres y sobre todo una mujer Ana Karen, obviamente.
La fui siguiendo durante un tiempo leyendo sus relatos, sus opiniones, observando su manera de expresarse y esos detalles que inconscientemente se ponen de relieve al escribir, porque ateniéndonos a palabras de las Escrituras: “de la abundancia del corazón, habla la boca” aforismo que encierra una gran verdad porque también escribiendo, a la corta o a la larga, vamos revelando jirones de nuestra personalidad. Me gusta comparar la escritura con las huellas dactilares, sin proponérselo uno las va dejando y esas “huellas” en el Chat permiten trazar después un identikit de la persona a la que frecuentamos por ese conducto.
Abreviando, fui trazando el identikit de Ana Karen y cuando lo tuve completo o creí tenerlo busqué indirectamente la forma de llamar su atención y mis expectativas se vieron ampliamente superadas bastaron unos pocos mails para entendernos y que naciera de allí una colaboración literaria con un ensamble poco común.
En síntesis resultó una experiencia magnífica, única. No voy a deshacerme en elogios sobre Ana Karen, en esta oportunidad sólo diré que respondió a todas mis expectativas y aun más.
Ciertamente no todos los casos pueden resultar de la misma manera. No obstante creo que los riesgos pueden reducirse si no minimizarse, destinando un tiempo prudencial de trato virtual antes de decidir tomar contacto personal. Hay cosas en general en las que resulta difícil mentir, entre ellos: los gustos personales, si yo digo que me gusta tal autor y no lo he leído o que me encanta el ajedrez y no se mover los trebejos, él o la persona que está del otro lado de la pantalla puede ponerme en apuros con preguntas que no sabré responder o cuyas respuestas pondrán en evidencia la falacia y si descubren una mentira en algo tan elemental, entonces duden, duden seriamente porque quien miente en asuntos triviales mentirá sin vacilar en temas más serios.
Es lo único que puedo decir a conciencia sobre este tema y recomendar a todos que tengan siempre presente los riesgos que existen.
Amadeo Pellegrini
Peripecias de un Spanker novel
Autor: Sir Williams
Los vilependiados Spankers no la tienen tan fácil como se supone. A diferencia de las spankees, e incluso de los spankees, la vida del Spanker no es color de rosa.
Spankerman, nuestro personaje representativo con el que muchos se sentirán identificados (pero que nunca confesarán), ha tenido la fantasía desde su niñez. Creció, se desarrolló y maduró soñando y fantaseando con idílicas señoritas, con colas hermosas y redondeadas puestas a su disposición para su disfrute y ávidas de sus nalgadas.
Pasó innumerables días y noches, buscando fotos, videos y películas, leyendo todo lo que encontró a su alcance, hasta que casi de casualidad, y gracias a la Red, encontró grupos, comunidades, foros y sitios dedicados al tema. Se sintió dichoso, al fin comprendido.
Así se lanzó a las búsquedas desenfrenadas y... comenzaron sus problemas, porque encontrar una spankee dispuesta no fue tarea sencilla. Nada de eso. Incontables horas de chat y messengers, solo terminaban en frustraciones. Sin contar las no pocas desilusiones con falsas spankees que resultaban ser hombres, otras que eran mujeres y solo buscaban erotizarse gratis, o algunas pocas verdaderas y experimentadas que no le daban ni la hora.
Pasado el tiempo, años quizás, el pobre Spankerman, suerte mediante, finalmente logró consolidar un primer encuentro y allí empezó su verdadero calvario. Acordados hasta el cansancio límites, condiciones, situaciones, "ah y nada de sexo", gracias a Dios al fin se hacía realidad. Demás está decir que la idílica señorita distaba mucho de lo que había imaginado, pero ... era lo que había!
Y allí estaba, embargado de emoción, nervioso, dando vueltas por el cuarto esperando que la ninfa estuviera lista, repasando y planeando sus próximos movimientos, hasta el cansancio. Preparó todos sus elementos: cinturón, paleta y el gato comprado en el sexshop.
Claro que, como era de esperarse, se presentaban otra serie de inconvenientes: ¿daría la talla? ¿y si ella se asustaba? ¿empezaría suave o fuerte? ¿y si se le iba la mano? ¿y si se excitaba mucho? ¿y si intentaba acariciarla y tener sexo a pesar de todo? ¿y si a ella no le gustaba y le pedía que parara? ¿y si ...? Los "y si..." eran infinitos ... toda su apostura y resolución estaban tambaleando. Pero como todo en la vida, las cosas no son tan terribles y la experiencia, el ansiado debut, pasó sin pena ni gloria.
Y por alli sigue nuestro Spankerman, visitando salas de chat, insistiendo en hallar otra spankee y concretar su fantasía tal como la soñó. ¿Podrá?
martes, 21 de febrero de 2006
Emociones del Spanker
Autor: Amadeo Pellegrini
La primera salvedad que debo hacer es que no me atrevo a generalizar, sino sólo a expresar aquí mis sentimientos y opiniones al respecto.
Para mi la azotaina, consensuada o consentida, es por sobre todas las cosas un gesto de amor, de afecto o de deseo recíproco con innegable e inocultable contenido erótico en sí misma y por sus naturales consecuencias.
Circunscriptas de esta manera, las azotainas eróticas se encuentran en las antípodas de la violencia como tal, despojadas de toda connotación de enojo, odio, resentimiento o venganza, por ese motivo los sentimientos que me animan al momento de ponerla en práctica son de amor, de afecto o de deseo por la spankee y, en todos los casos, de reconocimiento hacia ella por la entrega que hace de si misma, más allá del placer buscado o compartido.
Concibo al dolor de las azotainas eróticas como el ingrediente necesario que activa e incentiva el ánimo de posesión, de apropiación de una de las partes y el correspondiente correlato de ofrenda, de rendición de la otra, en procura de disfrutar, como resultante, del placer de los sentidos.
De lo manifestado se desprende que para aplicar una azotaina erótica debo además encontrarme de buen humor, con mayor razón si las convenciones previamente acordadas o establecidas nos inducen en la fase preliminar a fingir enojo y a la contraparte simular resistencia para aumentar la excitación recíproca.
Creo, no obstante, que tampoco debe calificárselas a la ligera sólo como un juego, para mi al menos hay algo más trascendente en ellas, especialmente cuando advierto que la spankee comparte las emociones que experimento.
Para cumplir su finalidad erótica entonces, la azotaina debe alcanzar una comunión o religazón de sensaciones y sentimientos mutuos, para cuya descripción no encuentro mejor imagen que la del anverso y reverso de una misma medalla.
Y después... ¿qué?
Autores: Amadeo Pellegrini y Ana K. Blanco
Un aspecto que considero esencial en las azotainas eróticas es no menoscabar ni herir la autoestima de la spankee, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia. Si bien es notorio que uno de los mayores atractivos de esas prácticas reside en la desnudez que acentúa la indefensión de la mujer y supuestamente la incomoda moralmente, por lo que casi siempre conviene comenzar sobre la ropa para, en sucesivas escaladas, llegar al desnudo completo de las nalgas.
La ofrenda y la entrega de si misma que hace la spankee, el renunciamiento que implica yacer boca abajo exponiendo esa parte tan bella, sugestiva y erótica a un dolor que, aunque moderado no deja de ser dolor, y a una severidad que aunque simulada o fingida resulta también un tanto humillante o al menos molesta, creo que debe merecer la máxima consideración por parte del spanker.
Esa consideración hacia la compañera, en mi modesta opinión debe expresarse siempre, el momento apropiado para hacerlo es después, y no necesariamente debe serlo con palabras, más elocuente es su expresión por medio de besos, caricias, mimos y si es necesario con cremas suavizantes.
Amadeo Pellegrini
Comparto totalmente tu manera de ver esto, Amadeo. Yo creo que sí es lindo y yo disfruto cuando el hombre que me va a nalguear me "rezonga" (me riñe) diciéndome lo mal portada que soy, descuidada, o que no debo hacer esto o aquello. Forma parte del juego y en ningún momento me sentiría herida.
A mí me gusta más cuando me comienzan a nalguear vestida totalmente, porque es como que me toma de sorpresa, y el "enojo" del spanker es tan grande que no le permite ni dejar las nalgas al aire, porque quiere "castigarme" ¡ya!
Luego de los primeros azotes, pasada ya la furia más grande, me irá despojando de la ropa hasta dejar mis nalgas descubiertas por completo. Para mí es como un ritual... y es un ritual sumamente excitante.
También es excitante la posición OTK. Pero es más que una simple posición: es una forma de decirle al spanker "Soy tuya y estoy a tu merced. Pero estoy así porque confío en ti plenamente y eso me hace entregarme a ti sin límites. Tú eres responsable de mi integridad a partir de este momento". Y cuando hablo de integridad lo digo tanto física como mentalmente.
Hay muchos clips y videos circulando por la red en que el spanker, una vez terminado el castigo, deja a la spankee llorando desconsoladamente, tirada en el piso. Eso me parece terrible.
Aquí viene lo del título: Y después... qué? Para mí, después de la nalgada se hace necesario acompañar a la spankee hasta que esta se calme. Quizás no son necesarias o imprescindibles las palabras, también puede ser untando la crema (aunque no sea necesaria) porque ese gesto siempre es una caricia; algún besito, un abrazo, un mimo... la presencia física del otro para sin palabras decirle: aquí estoy.
Creo que, aunque suene cursi, para todos es grato de vez en cuando, permitirle al otro darse un baño de ternura en nuestro corazón. Y viceversa.
Ana K. Blanco
¿Qué tan necesarios son los roles y los disfraces en el juego de los azotes?
Autores: Ana K. Blanco y Amadeo Pellegrini
Si me hubieran hecho esta pregunta un mes atrás, seguramente mi respuesta hubiese sido muy diferente. Hasta ese momento yo pensaba que los roles jugaban un papel preponderante y básico en el juego de las nalgadas. Los disfraces eran solamente un elemento más que podían existir o no, los consideraba y considero solo un condimento más en la preparación de este manjar que es la azotaína.
Yo pensaba que no podía, o mejor dicho, no debía existir una azotaína sino había un motivo para ello. Por eso en mi papel de spankee (rebelde, contestona, malcriada, mal portada, irónica, y todas esas bellezas que solemos ser las spankees) trataba de provocar al nalgueador para que tuviera motivos para azotarme. Bueno, también he recibido algún azote por algo que hice sin intención de provocar, simplemente por error o equivocación.
Siempre me imaginé en algún rol para la azotaína: de colegiala, de secretaria, de novia, de mujer rebelde o caprichosa… lo que fuere, pero siempre en un papel o rol. Así también basé siempre mis historias y mi poco conocimiento práctico de las nalgadas me hicieron pensar que era sólo así.
Eso fue hasta que conocí a Amadeo. Él me enseñó la otra forma de la azotaína. Me explicó su forma de verla y con su ayuda pude conocer otra forma de concebirla, de apreciarla, de gozarla… Y me permito compararla con algo y quizás alguno se ría de mi comparación, y está bien que se ría, pero es lo que más parecido se me hace:
Los uruguayos y creo que también los argentinos, preparamos nuestro famoso asado sólo echando la carne en la parrilla, directo sobre las brasas. El único condimento que lleva esta carne es la sal. Cuando estuve viviendo en Estados Unidos, los norteamericanos no comprendían como no le agregábamos más sabores o salsas a la carne. Siempre contestábamos lo mismo: “es que no necesita nada más”. “Pero así no tendrá sabor”, nos decían. “¡Claro que tendrá sabor! Tendrá el sabor que tiene que tener, tendrá sabor a CARNE asada a la parrilla, no a salsa de barbacoa o a mostaza, sino a carne”.
No sé si sirva la comparación, pero… con Amadeo descubrí el sabor de la “carne” natural, sin condimentos extras. Ahora podré gozar de la azotaína por la azotaína misma. Pero me gustaría que él lo explique. Amadeo, adelante por favor…
Gracias Ana Karen.
Recuerdo que todo comenzó con una pregunta tuya. Querías saber qué roles y qué indumentarias prefería yo. En esa oportunidad te respondí que en una genuina azotaina erótica para mi no resultaban necesarios ni roles, ni indumentarias especiales, que me bastaba solamente la existencia del deseo recíproco porque la azotaina tenía significados y valores intrínsecos propios más allá de los pretextos y de los ropajes a utilizar.
Pero también agregué que mi opinión no invalidaba ni los roles ni la indumentaria porque en este universo contiene un importante componente fetichista, donde coexisten expresiones, palabras y prendas de vestir que resultan más estimulantes que otras, puse entonces como ejemplo que, en materia de ropa interior femenina, particularmente prefería los antiguos calzones cerrados de color blanco o tonos pastel a los modernos slips bikinis, tangas o las sencillas tiritas que no ocultan nada, debí decir también -aunque lo omití- que me resultan mucho más excitantes las faldas que los pantalones y las faldas largas más aún que las minifaldas. Será tal vez, porque conservo resabios de otros tiempos y esas prendas me retrotraen a épocas que las mujeres velaban celosamente sus intimidades y constituía un verdadero triunfo masculino descubrirlas y poseerlas.
Retomando tu acertado ejemplo del asado, la circunstancia que algunos tengamos preferencias por el sabor natural de la carne en tanto otros la consuman con aderezos especiales no invalida el significado ni la importancia de esas comidas, además y esto creo que también debe decirse: en la variación se encuentra el gusto o como sostenían los romanos sobre gustos y colores no se admiten discusiones.
Amadeo
¿Es la Azotaina o Nalgueo un Acto Sexual en sí Mismo?
Por: Amadeo Pellegrini y Ana K. Blanco
La respuesta en principio sería no, sin embargo no es posible ser absolutamente categórico en esta materia porque la experiencia demuestra que en muchas ocasiones, previsible o no, buscado, deseado o eventual, en medio de una azotaína, es factible que se alcance la eyaculación o el orgasmo o ambos a la vez.
De acuerdo a la extensión y significado que demos a la expresión: acto sexual, puede éste ser único, con todas sus variantes posibles e imaginables, o bien ser calificados de tales todos los actos que satisfagan el deseo sexual, como, por ejemplo, la masturbación.
Creo que la respuesta acertada la tiene cada persona de conformidad a la manera como asuma la azotaina y el resultado que persiga con ella. Parafraseando la expresión que la pornografía está en el ojo de quien la observa, podría decirse también que la azotaína o nalgueo es un acto sexual si quien la aplica, quien la recibe o ambos se satisfacen sólo con el placer que con ella alcanzan.
Amadeo Pellegrini
Si tomamos en cuenta la definición que nos da el Diccionario de la Real Academia Española, veremos que "acto sexual" se define como "coito". Si buscamos la palabra "coito", este es definido como "cópula sexual". Y "cópula" es "atadura o ligamento de una cosa con otra", o "acción de copular". O sea, que si no hay penetración no sería un acto sexual. Eso desde el punto de vista puramente literal.
Ahora, mi opinión es que sí es un acto sexual en sí misma por todo lo que conlleva, no importa si eso desemboca o no en una penetración.
La azotaína puede ser (y creo que regularmente lo es) un acto previo al acto sexual. Creo que sí se puede tener una sesión de nalgueo sin terminar en el acto sexual, pero (es sólo mi opinión) como que quedaría inconcluso, que le faltara la cereza al helado...
Esto es porque a mí, personalmente, una sesión de nalgueo me excita muchísimo y si no terminara en un acto sexual, sería como diríamos en mi país "calentar el agua para no tomarse el mate". Podría hacerlo, por supuesto, pero no tendría mayor sentido.
En definitiva, para mí la azotaína es el más perfecto juego previo al acto sexual en sí, y que me llevará a gozar muchísimo más de todo lo que venga después, porque estaré sumamente excitada aunque haya logrado llegar al orgasmo durante ella.
Pero estoy de acuerdo con Amadeo en que la respuesta acertada la dará cada uno, y dependerá de cómo la vea y la viva, porque si con el solo nalgueo es suficiente para esa persona, pues será entonces un acto sexual.
Ana K. Blanco.
domingo, 5 de febrero de 2006
Los tablones
Autor: Fer
Editora: Bali
Una de las formas de comunicación de una parte del mundo spanko se viene produciendo, ya desde antes de Internet, a través de los tablones electrónicos.
Recorrí algunos de ellos, como El libro de Arena y participé en chats que no se llamaban así. Recuerdo un participante apodado TARZAN (solo había mayúsculas en la pantalla de fósforo verde y nadie se enfadaba por ello) con el cual podías llegar a llorar de risa. Algunos de estos precursores de los tablones y de los chats ya tenían carácter erótico.
En Internet, especialmente después del año 2000 han aparecido múltiples grupos especializados en spanking, naturalmente muchos de ellos en inglés, pero unos cuantos en español.
Es destacable que muchos de estos grupos se forman inicialmente por afinidades nacionales, así grupos como el de Bolivia, de Don Miguel, o el de Chile, hoy un poco huérfano ya que Anónima ya no está allí o el desaparecido grupo de Costa Rica de Nanita o el grupo de Clau en Colombia. Otros han tenido más un carácter internacional como el de Azotainas Eróticas, el grupo de Karen, que es uno de los más antiguos y numerosos, o el de Nalgadas y Azotes. Éste último no solo es mi predilecto sino que es donde me siento mejor por su buen clima y por conocer a un gran número de participantes, a muchos de ellos personalmente. Esto es debido al excelente trabajo desarrollado por Gavi, Brujamestiza y Lady, ese trío de ases del mundo spanko.
Muchos tablones han aparecido y luego han desaparecido. En Argentina hubo grupos numerosos y hoy solo quedan vestigios. Otros grupos son más especializados como La Zapatilla de Mamá que con su nombre lo dice todo.
Algunos grupos desaparecidos como El Rincón de Pit o el de Costa Rica se echan mucho de menos. Tal vez han cumplido un determinado ciclo...
Los grupos de spanking en otros idiomas que conozco son muy similares a los de lengua española. He visitado alguno en inglés, en francés, en italiano (del amigo Cartageno) y en portugués, que son grupos de Brasil como Spanking no Brasil.
Algunos grupos son producto de escisiones fruto de tremendas peleas de familia entre los spankos; algo hay en el anonimato de Internet que recuerda mucho al mundo real especialmente al del patio de un colegio. Celos, envidias, afán de protagonismo, son algunas de las patologías que florecen en los grupos. Algunos miembros, tan ingenuos como utópicos sueñan con un único grupo de spanking en español, no solo no los critico sino que me alegro que piensen así, pese a que el principio de realidad me hace creer que esta idea no es factible.
¿Cómo hemos ido a parar a grupos? Seguramente con la misma curiosidad que de niños buscábamos determinadas palabras prohibidas en el diccionario. Ahora utilizamos Google o cualquier buscador y escribimos “azotes”, “nalgadas”, “chirlos” y de pronto vemos que esto, como otras cosas, tiene un como nombre un gerundio inglés, que no es otro que “spanking”. Una cosa lleva a la otra y nos inscribimos en algún tablón, como todos ellos tienen enlaces, es fácil inscribirnos en varios y tener nuestro correo atascado por 283 mensajes si un finde nos vamos a esquiar.
¿Cómo son esos mensajes? Muchos son de presentación, algunos, especialmente los que escriben los novatos, se parecen a un pequeño anuncio de búsqueda de pareja y otros siguen cadenas de diálogo. Estas cadenas pueden llegar a ser muy interesantes y a aportar muchos datos. Sin embargo muchas de estas cadenas, especialmente las que hacen referencia a personas, bromas o situaciones conocidas sólo por los participantes actúan como barrera de entrada disuasoria para los participantes silenciosos. Muchos participantes se limitan a leer los mensajes y disfrutar de los archivos de fotos, relatos, vídeos y enlaces, lo cual es otra forma de participar aunque no la más deseable para los moderadores que tratan denodadamente de conseguir mantener la chispa y el interés de todos los miembros.
Hay mensajes realmente interesantes que relatan de una forma muy fresca e informal experiencias personales de los autores. Otros mensajes abandonan la temática del spanking y se adentran en temas de actualidad o hacen referencia a situaciones personales. Para algunas personas es un alivio comentar en un tablón en donde hay 4 000 personas inscritas algún tema personal que nada tiene que ver con la temática. También abunda mucho el juego y el sentido del humor. El caso clásico es el de provocación de spankees hacia spankers o campañas represivas de estos últimos.
Para que los grupos estén vivos es necesaria la participación de las personas y se precisa la generosidad de algunos. La generosidad en este caso implica a los propietarios y/o moderadores que son las personas que hacen funcionar un grupo y a los participantes que aportan ideas, material, tema para polémica y especialmente a todos aquellos que crean un buen ambiente en los grupos. Hay participantes muy expertos, que llevan muchos años en los grupos y que en conversaciones privadas se muestran cansados y aburridos. Al final es cierto que todo puede convertirse en rutina. Sin embargo los grupos han permitido a muchas personas dejar de considerarse a si mismas como portadoras de una horrible perversión singular y entender que comparten su afición con miles y miles de personas de todo el mundo.
Gracias a los tablones mucha gente ha materializado sus primeros encuentros, ha surgido amistad e incluso se han formado parejas.
Ahora comienza una nueva era que será complementaria para los tablones y es la era de los blogs. Un ejemplo es éste que surgió como bitácora abierta para quien quiera compartir sus gustos y disgustos relacionados con los azotes o con el sexo en general.
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