Está preocupada y tiene motivos para ello. Él se lo advirtió, si vuelves a fisgonear en mis cosas de nuevo, esta vez el castigo será diferente, original y sobre todo inolvidable. Lo que si sabe, es que su falta será corregida el sábado, es martes, por lo que aún quedan muchas horas por delante para dar vueltas sobre ese temido y tan diferente castigo que está por llegar.
De repente se da cuenta de que él no ha cerrado su portátil antes de irse, pero no va a mirar, si está metida en un lío, es precisamente por curiosa. Él considera esto como una falta de confianza total, que puede hacer mucho daño a su relación, un comportamiento de lo peor, que está decidido a eliminar.
Claro que esta vez es diferente, el portátil está abierto, no puede evitar ver lo que hay en la pantalla, ¿o sí?, porque esta fastidiosa pantalla se ha apagado, tendría que mover el ratón... Sólo será un leve movimiento, algo casual, uy!! Exactamente lo que acaba de pasar, por lo que aparece ante sus ojos una página web donde anuncian una fiesta spank, justo para el próximo sábado.
Al principio no sabe que pensar, él siempre ha querido ir a a una de estas fiestas, pero ella se ha negado. ¿Podría ser este el castigo? Realmente no es para tanto, sabe que en un principio se sentirá cohibida, pero quien sabe si después se encuentre cómoda y disfrute de la fiesta. Sigue viendo fotos de reuniones anteriores, cuando de repente su corazón se acelera y no puede apartar la mirada de una foto donde una chica es azotada en público.
De pronto lo ve todo claro, comprende que este será su castigo.
Domingo por la mañana: Lo primero que hace al levantarse es ir ante el espejo y observar las marcas dejadas por la vara la noche anterior. Pueden contarse, doce, bien repartidas, las cuales ya empiezan a tornar a un delicado color violáceo.
La canne ha sido el correctivo por haber mirado sin permiso el ordenador de su compañero, si no hubiera movido "accidentalmente" ese ratón, no hubiese pasado una de las semanas más largas y tortuosas de su vida.
El comportamiento de su compañera durante estos días, le hacían saber que ella había leído sobre la fiesta spank, Se mostraba ausente, decaída, preocupada... Hasta que el sábado por la tarde, cuando el le dijo que se arreglara para ir a tomar algo, no pudo mas y terminó llorando y suplicando que no la castigara ante desconocidos.
El, "inocentemente", le preguntó que de donde había sacado esa disparatada idea, y ella no tuvo más remedio que confesarlo. Es entonces cuando él le dice que "ese", era precisamente su castigo, estar en vilo durante toda la semana y si de nuevo no hubiera sido tan entrometida, los días hubiesen sido mucho más fáciles para ella.
De esta forma, los doce con la vara, fueron recibidos como un regalo, aprendiendo además a confiar y respetar la privacidad de su pareja.
Autor: Marita Correa
3 comentarios:
Completamente identificada con el pavor a una tunda en público! Es algo que como fantasía es cachondísimo :D pero en real, ni de broma! Para mi, esa es una fantasía que nunca realizaré. Qué le voy a hacer. :)
Coincido con Gavi... en público, ni pensarlo... pero a que esa incertidumbre alborota terriblemente a los murciélagos... ;)
¡Saludos!
La verdad es que me parece un castigo muy bueno, casi pedagógico. Aunque quizá se hubiera divertido en la fiesta spank...
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