"La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular -o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse. La dependencia voluntaria, la ofrenda de todos los minutos, de todos los deseos y las ilusiones, es el estado más hermoso, porque es la absorción de todos los malos gérmenes -vanidad, egoísmo, frivolidades- por el amor"
Pilar Primo de Rivera 1912 - 1991
Si pensáis que es la única necedad que esta mujer soltó por su boca, os equivocáis, seguid leyendo:
"Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho"
"Todos los días deberíamos de dar gracias a Dios por habernos privado a la mayoría de las mujeres del don de la palabra, porque si lo tuviéramos, quién sabe si caeríamos en la vanidad de exhibirlo en las plazas".
Pilar Primo de Rivera lideraba la sección femenina, especie de servicio militar, que duraba tres meses, dirigido a las mujeres de la España franquista. Se decía que era obligatoria, a no ser que estuvieras casada, pero realmente sólo aceptaban señoritas de "buena" familia.
Esta mujer basaba en tres pilares fundamentales la educación de la mujer:
- Realización de las tareas femeninas: las domésticas y la maternidad
- El absurdo de una competición con el hombre
- La abnegación como sublimación del quehacer de la mujer
No voy a entrar a juzgar a esta señora, era otra época, y no creo que fuese fácil para ella, crecer en un ambiente reprimido y misógino, donde se le repetía continuamente lo inferior que era, por haber nacido mujer. Un dato curioso, nunca se casó.
En Sección Femenina, se les entregaba el temario de Economía Doméstica para Bachillerato y Magisterio, este texto que sigue a continuación, formaba parte de este temario.
Leedlo entero porque no tiene desperdicio:
"Ten preparada una comida
deliciosa para cuando él regrese del trabajo; especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y
placentero. Prepárate, retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello;
hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de
un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días más fríos
deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje
frente a ella; después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará
una satisfacción personal inmensa. Minimiza cualquier ruido. En el momento
de su llegada, elimina zumbidos de la lavadora o aspirador. Salúdale con una cálida sonrisa y
demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero;
recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. Nunca
te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin
ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y sus necesidades
reales. Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se
acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le
pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad.
Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en
práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente
insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de
ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de
los hombres.
Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo
por la mañana. Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno
es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante
positivo.
Una vez que ambos os hayáis
retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en
cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no
quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable
a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el
cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante
para un hombre a última hora de la noche.
En cuanto respecta a la
posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus
obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así no
le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión,
entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es
más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un
pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier hayas goce que
podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé
obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño
profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la
noche y tus productos para el cabello.
Todo el texto me deja con la boca abierta, pero mucho más, los párrafos subrayados:
-Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo; especialmente, su plato favorito.
Cómo he dicho, esta guia iba dirigida a las mujeres de clases acomodada, ya que en España, en aquella época todavía se pasaba hambre, y comer un plato al día para la inmensa mayoría era un lujo.
-Elimina los ruidos de la lavadora y aspirador.
Esto deber ser un chiste, ¿Lavadora y aspiradora en la España de los 50?
-Un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
Sin duda, la mujer, fue la victima del matrimonio hasta la muerte.
Esta maravillosa guía de sabiduría
también fue achacada a Primo de Rivera, pero en realidad fue escrita por un
pastor protestante en 1953, donde daba las reglas a seguir para ser una
perfecta esposa, fue editada por la revista HouseKeeping monthly en 1956. La
falange debió alucinar ante estas reglas de sumisión y las hicieron suyas, no
perdieron el tiempo ni en eliminar la parte de la aspiradora, y añadieron la parte
sexual, dándole un toque personal
Las viñetas de abajo, no son de la época, sino de una novela mexicana llamada "Las Aparicio" que ilustran a la perfección, las reglas de oro, para ser la esposa ideal.
Autor: Marita Correa