Autor: Fer
Por problemas técnicos este artículo se ha tenido que publicar nuevamente.
Muchas veces la práctica de los azotes eróticos consentidos entre adultos requiere clandestinidad y sigilo.
Diversos y, a veces, no tan obvios son en ocasiones los motivos que llevan a la discreción y el tapujo. El más corriente es la no sincronización con la pareja habitual, en algunos casos una persona querida, madre o padre de nuestros hijos, en términos de fantasía. Otras veces se trata del entorno social, laboral o familiar. Ya sabemos que la práctica del spanking no siempre es contemplada con buenos ojos, no solo por las mentes retrógradas y carpetovetónicas de siempre sino también por mentalidades progresistas que ven en nuestro deporte no olímpico favorito resquicios de machismo.
Sin embargo como dice el viejo refrán castellano, a veces hay que “hacer de necesidad virtud” y ver en este ocultismo grandes ventajas. Yo iría más allá y sugeriría el aprender a amar esta intimidad que confiere el secreto compartido. Sin duda alguna todo el disimulo que requiere la práctica clandestina de los azotes eróticos puede llegar a ser pesado, pero también puede conferir un grado inusitado de intimidad a la relación entre spankee y spanker. Ese ambiente es propicio para que se genere confianza, amistad y camaradería. A su vez este compañerismo spankeril muchas veces va acompañado de grandes virtudes como son la franqueza y la lealtad.
Piensa que en más de una ocasión el carácter público de una relación con componentes sexuales y sentimentales, los azotes pueden incurrir en ambos campos, expone la relación al manoseo y opinática – no siempre bien intencionado - de terceras personas. Esto no siempre es lo más agradable para las víctimas de los inevitables dimes y diretes.
¿Qué tienen de malo los hoteles discretos? ¿Los restaurantes a los que nunca iríamos de otra forma? ¿Los viajes en que ambos embarcamos por separado pero, oh coincidencia, los asientos en la cabina del avión son consecutivos? ¿Acaso son malos los sms que solo nosotros leemos? ¿Nuestra cuenta de chicos/as malos/as en Hotmail, Yahoo o Gmail? A lo mejor con todo eso se nos pone sonrisa de Gioconda o cara de gato que ha robado discretamente comida.
¿Es malo que tu jefe no sepa que te gustan los azotes? ¿Por qué tu cuñada tiene que conocer tu afición al OTK? ¿Tu novio tiene que saberlo todo de tu vida? ¿Por qué tu mujer ha de opinar sobre todos los aspectos de tus actividades, gustos, opciones?
El secreto no tiene por qué ser un pozo de sufrimiento vergonzante y sórdido, todo lo contrario, puede ser una gran ventaja para preservar la relación en un grado de pureza e inocencia primigenio.
Por lo tanto, si no hay más remedio e incluso de manera intencionada, te invito a que te adentres en el mundo del secreto compartido entre dos y goces de sus encantos y su magia. Tal vez encuentres una gran recompensa en las virtudes del silencio.
¡Disfruta de las mieles de la privacidad!
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Hubo un tiempo en que pensaba "Si lo sabe Dios ¡Que lo sepa el mundo!" jaa!... y en un principio me sentí bien porque lo conté a una hermana adorada a la cual... en aquel momento le importó un rábano... y hoy día le sigue importando un rábano... y la adoro por eso... Sin embargo... lo conté a una intimísima amiga que en un principio destapó SUS fantasías... las compartimos y en fin... que fue muy divertido... pero que cuando se deshizo de sus fantasías... fue indiscreta con las mías y eso me cayó gordíiismo! Al tercero que se lo conté fue a un amigo gay... al cual considero openminded... el cual también me contó sus fantasías pero... al rato... él hacía bromas frente a todos... frecuentemente... sobre mi gusto jum!... así que tuve que decirle "ya párale a las bromitas o me voy a arrepentir de haber confiado en tí"
Esas experiencias mi Fer me hicieron concluir lo que expresas en tu artículo.
No sé si me encanta la clandestinidad... pero en secretito es... desde luego... el lugar en el que me siento más cómoda... y lo que sí disfruto muchísimo... es la complicidad compartida... es saber que... esto tan travieso que tú y yo hacemos... nadie a nuestro alrededor ¡Lo sospecha siquiera! Eso me divierte un montón.
Nota: ¿Carpetovénticas??... ¡Qué 'ño es eso! jjajjaaa!! Me costó trabajo leerlea y me costó trabajo escribirla :p