Autor: Marita Correa
Algunos spankers afirman que no hay vista más hermosa y mejor señal de sumisión que cuando la spankee te ofrece el instrumento de castigo con el que va a ser castigada.
No es fácil para nosotras tener que elegir ese implemento, sabiendo que en minutos lo sentiremos sobre nuestras nalgas, que quedaran bastante magulladas gracias a él, además vamos con la duda si estaremos eligiendo bien, porque si el spanker no está contento con la elección puede hacérnoslo cambiar por uno más duro e incrementar el número de azotes por cobardicas! Así que tenemos que ser más listas y sobre todo rápidas en la elección correcta.
Si para el spanking erótico utilizamos el cinturón, es mejor no elegir el cuero y escoger algo de madera, con el fin de despistar al spanker y no recordarle que la canne o esa paleta gigante de agujeritos también existen.
También hay que tener mucho cuidado con el momento de la entrega, es mejor hacerlo de una manera sumisa, aceptando el castigo, no es el momento de las malas caras, de ponernos rebeldes o dárselo de cualquier manera, porque eso nos traerá consecuencias.
Seguidamente llega el momento que nuestro spanker lo recoge, al habérselo ofrecido, el reconoce nuestra sumisión y el arrepentimiento, lo que hará que esté menos enfadado y se sentirá orgulloso de su spankee.
Todo este cuadro de sumisión y aceptación del castigo, no es más que el montaje de una escena altamente erótica. El spanker viendo a su chica dirigirse al armario o la habitación donde guardan los complementos de castigo, el ofrecimiento de la spankee, rendida a los pies de su compañero de juegos, la mirada del spanker... Todo esto, va a dar paso al rubor, los nervios, el temblor en las piernas, la respiración acelerada, ese maravilloso escalofrío recorriendo la columna vertebral, y todas esas señales que nos indican que el espectáculo va a terminar de una manera totalmente explosiva.