Autora:Mayte Riemens
Hace tiempo escribí un articulito (¡Castigada en el rincón!) cuyo tema central era el castigo en el rincón. Entonces comentaba que no le encuentro la utilidad terapéutica a esa pena, cosa que sostengo. Sin embargo, últimamente he leído y visto por televisión algunas opiniones de pedagogos y especialistas en educación infantil que parecerían considerar como ideal a este castigo. Por supuesto no lo llaman “el rincón”, sino que utilizan el moderno y deportivo término de “Tiempo fuera”.
El “tiempo fuera”, según lo explican estos especialistas, permite sacar al educando del foco de la atención familiar o escolar, sirve para restarle importancia a su mal comportamiento y, al final, lo desalienta…
Estos expertos se oponen, por supuesto, a todo tipo de castigo corporal, ni hablar de nalgadas, pero el “tiempo fuera”, está, no sólo aceptado, sino recomendado. No es que envíen al malcriado al rincón, sino que lo hacen sentarse en algún sitio, apartado del resto de la familia, y permanece ahí, tantos minutos como años tenga el niño…
También se puede encerrar al niño en su habitación, aplicando el mismo criterio para medir el tiempo de castigo.
A final de cuentas, y estarán de acuerdo conmigo, el “tiempo fuera” no es más que una modalidad moderna del tradicional rincón.
Y bueno, después de toparme en más de una ocasión con esta sugerencia pedagógica, me vienen a mi mente de spankee varias reflexiones:
La lógica de aplicación de este castigo implica que el mal comportamiento de los educandos se deriva, únicamente, del deseo de llamar la atención de sus educadores. Como spankee tendré que admitir que es absolutamente cierto. Me comporto como verdadero engendro del demonio, como la peor de las malcriadas, justamente porque ando cachonda y quiero unas buenas nalgadas, y si hay “tiempo fuera” en el rincón… ¡Pues qué mejor!
El “tiempo fuera” debería aplicarse también al spanker. Justo en el momento de la tunda, cuando una siente que no puede más y que una nalgada más derramaría el vaso del placer o reventaría de dolor las nalgas, deberíamos tener derecho a pedir tiempo fuera. Ya una vez repuestas, ¡que siga la fiesta!
Resulta muy útil y púdico que el “tiempo fuera” obligue al spanker a sacarnos de la reunión familiar. ¡Imaginen una tunda con testigos! Sería vergonzoso. Es mejor que nos envíen a nuestra habitación, apartando de nosotras la atención de los demás y concentrarse entonces en aplicarnos una buena, larga y severa nalgueada. Eso sí, en la intimidad del “tiempo fuera”
De acuerdo con los especialistas, el castigo debe durar tantos minutos como años tenga el educando, pues de otra manera será excesivo y perderá su objetivo. Se refieren, obviamente al “tiempo fuera”. Y me imagino entonces plantada durante cuarenta minutos en un rincón, con las nalgas desnudas, enrojecidas y ardiendo, expuestas ante la mirada de un aburrido spanker, que mirará ansioso el reloj a la espera que el castigo termine para seguir… pues con lo que sigue.
Y ¿qué clase de castigo es el “tiempo fuera” sino un castigo corporal? Habría que aclararle a los especialistas que el castigo corporal no sólo incluye las nalgadas, jalones de orejas y pellizcos, sino que implica cualquier castigo en el cual el cuerpo del educando este involucrado y, en este caso, el hecho de impedir que ese cuerpo se mueva a sus anchas por toda la casa y restringirlo a un sitio específico durante un tiempo determinado es, exactamente, un castigo corporal. ¿O qué es entonces la pena de cárcel para los delincuentes? ¿Una pena moral?
Como spankee, me divierte el tema, me hace pensar que mi deseado y seductor rincón no pasará nunca de moda. Como madre, sólo debo decir que son pamplinas. Nunca en mi vida he aplicado un “tiempo fuera” a mi hija, no creo que lo haga, no ha hecho falta y tampoco creo que sirviera para gran cosa, salvo, eso sí, para quitarme de encima a la revoltosa, pero no por más de diez minutos.
El “tiempo fuera”, según lo explican estos especialistas, permite sacar al educando del foco de la atención familiar o escolar, sirve para restarle importancia a su mal comportamiento y, al final, lo desalienta…
Estos expertos se oponen, por supuesto, a todo tipo de castigo corporal, ni hablar de nalgadas, pero el “tiempo fuera”, está, no sólo aceptado, sino recomendado. No es que envíen al malcriado al rincón, sino que lo hacen sentarse en algún sitio, apartado del resto de la familia, y permanece ahí, tantos minutos como años tenga el niño…
También se puede encerrar al niño en su habitación, aplicando el mismo criterio para medir el tiempo de castigo.
A final de cuentas, y estarán de acuerdo conmigo, el “tiempo fuera” no es más que una modalidad moderna del tradicional rincón.
Y bueno, después de toparme en más de una ocasión con esta sugerencia pedagógica, me vienen a mi mente de spankee varias reflexiones:
La lógica de aplicación de este castigo implica que el mal comportamiento de los educandos se deriva, únicamente, del deseo de llamar la atención de sus educadores. Como spankee tendré que admitir que es absolutamente cierto. Me comporto como verdadero engendro del demonio, como la peor de las malcriadas, justamente porque ando cachonda y quiero unas buenas nalgadas, y si hay “tiempo fuera” en el rincón… ¡Pues qué mejor!
El “tiempo fuera” debería aplicarse también al spanker. Justo en el momento de la tunda, cuando una siente que no puede más y que una nalgada más derramaría el vaso del placer o reventaría de dolor las nalgas, deberíamos tener derecho a pedir tiempo fuera. Ya una vez repuestas, ¡que siga la fiesta!
Resulta muy útil y púdico que el “tiempo fuera” obligue al spanker a sacarnos de la reunión familiar. ¡Imaginen una tunda con testigos! Sería vergonzoso. Es mejor que nos envíen a nuestra habitación, apartando de nosotras la atención de los demás y concentrarse entonces en aplicarnos una buena, larga y severa nalgueada. Eso sí, en la intimidad del “tiempo fuera”
De acuerdo con los especialistas, el castigo debe durar tantos minutos como años tenga el educando, pues de otra manera será excesivo y perderá su objetivo. Se refieren, obviamente al “tiempo fuera”. Y me imagino entonces plantada durante cuarenta minutos en un rincón, con las nalgas desnudas, enrojecidas y ardiendo, expuestas ante la mirada de un aburrido spanker, que mirará ansioso el reloj a la espera que el castigo termine para seguir… pues con lo que sigue.
Y ¿qué clase de castigo es el “tiempo fuera” sino un castigo corporal? Habría que aclararle a los especialistas que el castigo corporal no sólo incluye las nalgadas, jalones de orejas y pellizcos, sino que implica cualquier castigo en el cual el cuerpo del educando este involucrado y, en este caso, el hecho de impedir que ese cuerpo se mueva a sus anchas por toda la casa y restringirlo a un sitio específico durante un tiempo determinado es, exactamente, un castigo corporal. ¿O qué es entonces la pena de cárcel para los delincuentes? ¿Una pena moral?
Como spankee, me divierte el tema, me hace pensar que mi deseado y seductor rincón no pasará nunca de moda. Como madre, sólo debo decir que son pamplinas. Nunca en mi vida he aplicado un “tiempo fuera” a mi hija, no creo que lo haga, no ha hecho falta y tampoco creo que sirviera para gran cosa, salvo, eso sí, para quitarme de encima a la revoltosa, pero no por más de diez minutos.
9 comentarios:
Se desprende del artículo de Mayte -y yo comparto- que algunas teorías sobre como disciplinar a los niños suelen ser absurdas desde el punto de vista de su educación, pero pueden ser muy útiles para alimentar las fantasías spankas de los adultos.
siii!!!
Yo como spankee feliz de ese "tiempo fuera" que hace que puedas sentir las nalgas nuevamente jajaja, pero como mamá... nada, dile a un niño que se quede sin mover en un rincón por 5 minutos... y vas a ver como le saca el papel mural o lo deja con miles de dibujitos jajaja.
Una cosa es una adulta como niña y otra bueno, los chicos.
Pero, con lo del spanker, si estoy totalmente de acuerdo, debiera existir el rincón para ellos tambien, es que azotan tan fuerte, como que no se dan cuenta que uno ocupa el culo con regularidad, no puede quedar inutilizable jajaaj.
Muy buen Artículo
spankadistancia
Que no acabo de ver yo lo del rincón, estaría pensando en las musarañas, en lugar de calentándome...
Es estupendo que dentro de la misma fantasía aún seamos diversos.
Besos y gracias por el post Mayte.
Me encantó tu artículo.. sobre todo lo del tiempo fuera cuando te portás mal adelante de un grupo de gente.. y tu chico te saca ahí nomás, a otra habitación y te pone sobre las rodillas. Es una fantasía muy fuerte para mi y hasta se la comenté o se la dejé entrever a mi mejor amiga (que ella y su pareja no son spankos) y ella un poco se horrorizó de que pudiera pasar (lamentablemente es imposible :p que si no...) pero al mismo tiempo mostró esa curiosidad que uno a veces no se espera. Meses después se acordó de ese comentario hmmm.
En fin, gracias por escribir sobre estos temas que en general la gente evita ;) Besos.
María
PD: tal cual.. estas cosas del imaginario me imagino que jamás funcionan con los niños.
Yo creo que con niños pasa lo siguiente: si son muy pequeñitos lo pasan muy mal, se angustian bastante y de mayorcitos y sio los padres lo han usado mucho, el rincón les da igual. Además de que creo que hacer o no hacer algo por miedo al castigo no es bueno en la vida, lo que hay que conseguir con el educando es su convencimiento de que es mejor hacer unas cosas que hacer otras.
Educar nunca ha sido tarea fácil, parece ser que el rincón tampoco es una gran solución.
Ahora bien, cada vez que Mayte escribe sobre el rincón en el escenario del spanking, más ganas tengo de jugar a este juego... En todo caso preferiría enviar al rincón a la spankee después de una primera andanada de azotes para que reflexione un rato sobre lo que le espera, mientras leería mi periódico predilecto.
Eeeeeeesa querido Fer... es entre otras miles de razones... una de las causas por las que no me gusta nada el rincón... Si ya bastante malo me parecía... aunque tolerable... que el spanker se quedara ahí mirándome todo el tiempo... nunca más de 3 ó 5 minutos... y sólo porque sabía cuánto lo disfrutaba él... pero que el spanker te mande al rincón y él se vaya por ahí o se ponga a leer :P ... o cualquier otra cosa... wacalaaaaaaaaaaa !!
No no mi querido Fer... ora sí que te patinaste feo! jaaaaaaa !
un besito
gavi
HOlaaaaaaaaaaaaaaaaa tanto tiempo, aca estoy de vuelta y fascnada con el articulo de Mayte, me encanto sobre todo la posibilidad de tener a mi spankr 46 minutos mirando el techo, esperando que pasara el tiempo de mi tempo fuera, jajajajajajaja.
Besitos Mayte
Xana
¡xana ¿dónde estbas niña que hace tanto que no se te veía por aquí? Bienvenida, besos.
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