miércoles, 28 de marzo de 2012

Artistas, son Artistas



Autor: Ana K. Blanco


¿Es que a algún Spanker tiene dudas sobre las dotes histriónicas de las spankees? Vamos, que son mejores actrices que las de las telenovelas a la hora de hacer teatro e intentar convencer (en un intento vano, eso sí) que es un ángel inocente y engañado, una pobre víctima a merced de un ogro de manos enormes, o la dulce caperucita seducida y traicionada por el lobo feroz.

En el Río de la Plata (y hace unos cuantos años) el Spanker elevaría los ojos al cielo mientras junta sus manos como pidiendo ayuda al cielo para exclamar a viva voz: “¡De qué actriz se perdió Nené Cascallar!”, recordando a la renombrada escritora de radioteatros y teleteatros.

A continuación los conduciré, paso a paso, por el desarrollo actoral de la spankee:

PRIMER PASO

Lo primero que debería notar el Spanker, es el rostro de “Genio pensando. No molestar.”, que pone la spankee mientra pergeña la próxima travesura o la contestación que dará cuando se descubra lo que hizo. Pero si el Spanker no lo nota, es porque la traviesa ha aprendido a disimular. O -más probable aún-, que la única neurona disponible del azotador esté en ese momento en su estado habitual: en descanso profundo, o sea, anulada. Pero eso ya no es problema de la spankee, que sólo se ocupa en cumplir con su rol.

SEGUNDO PASO

De allí pasará a mostrar su rostro “inocente” cuando el causante de sus desvelos (léase Spanker) la acuse “falsamente” de hacer lo que hizo, pero que jamás admitirá haberlo hecho.

TERCER PASO

La tercera etapa sería donde nuestro héroe comienza a gastar saliva retándola y amenazando con las terribles penitencias que le impondrá si continúa con la misma actitud. Aquí la cara de la bribonzuela dirá: “¡Atrévete! A ver si lo haces de una buena vez y te dejas de tanta cháchara”. Aclaremos que este es el punto donde se produce la ecuación matemática: la cantidad de saliva gastada por el Spanker es directamente proporcional a los jugos íntimos producidos por la spankee: cuanta más saliva gasta el Spanker, más jugos origina… (ayyynnnnssssss… ¿se darán cuenta algún día lo que provocan sus palabras en la mente de la traviesa, en los oídos y en...? Bueno, allí más que en ninguna otra parte). Nota: aclaro que les gustan las amenazas, pero con la esperanza que en algún momento se vuelvan sentencia y que cumplan lo que prometen. Como debe ser. Porque ya sabemos que la mayoría de estos “verdugos” son como calzón de vieja: ¡¡pura boca!!

Sería bueno que usaran más seguido frases como: “Verás cuando lleguemos a casa”; “Ya sabes lo que te espera, prepárate”; “Felicitaciones. Has conseguido enojarme de verdad”; “Espero que recuerdes todo esto cuando tengas el culo como amapola”; e infinidad de delicias similares, de las cuales cada Spanker es experto.

CUARTO PASO

Imaginemos que Spanker y spankee ya están en casa y se acerca la escena previa a la azotaína. El Spanker hará memoria y repasará los hechos de los que se acusa a la infractora. Luego vendrá el reto y el reproche: “Debería darte vergüenza… ¿Cómo puedes hacerme esto, después de todo lo que me he esforzado por educarte?”, etc., etc., etc. Aquí la spankee podrá elegir si poner cara de “Pero… ¿qué dices? Yo sería incapaz de hacer algo así…”. O la cara de retadora, mirando desafiante, provocadora a su futuro nalgueador y pensando: “Anda… a ver si te atreves”.

QUINTO PASO

Bueno… El momento ha llegado con rincón previo (o no), con corrida y atrapada previa (o no), con grititos y forcejeos (o no), para culminar con un vuelo rápido, sin pasaje de regreso, a las rodillas del Spanker o donde éste haya decidido nalguear a su spankee. Aquí es donde radica la parte medular de la actuación, cuando ella dice que ¡NO!, pero en realidad está deseando desesperadamente que la nalguee.

SEXTO PASO

Y la actriz continúa. Durante la azotaína veremos rostros desde el “No me importa. No me duele”, hasta “Basta! Me duele mucho, no soporto un azote más!”, pasando por “Siiiiiiiiiiiiiii. Sigue… Quiero que continúes así toda la noche…”. También está la que gesticula algo de desprecio: “¿Esto es lo mejor que puedes nalguear?”. O la kamikaze que mostrando una pícara sonrisa, eleva su dedo medio encima de sus nalgas. Claro que la mayoría concluye su lenguaje facial con un: “quiero que esto termine yaaaaa…”, lágrimas incluidas.


SEPTIMO PASO

Y para concluir no pueden faltar los “pucheros”, el rostro de “vale, ya no lo vuelvo a hacer…”, “lo siento, estoy muy arrepentida”. Las más valientes llegan hasta un “perdóname, ¿sí? Juro que no lo hago nunca más”. Todas frases que duran… hasta la próxima vez que lo haga, por supuesto.

Las spankees: las mejores actrices de la tierra del Spanking y sus alrededores. No existe Festival de Cannes, ni Oscar, ni Oso de Oro, ni Martín Fierro o Florencio que sea digno, que sea suficiente para premiarlas. ¿Verdad?