Me agarras del brazo y me sacas a la fuerza del agua.
Me colocas sobre tus
rodillas, y sin más dilación empiezas a azotarme duro, sin piedad.
El dolor de
los azotes se intensifica con la humedad de mi piel, y el pálido color de mis
nalgas se transforma en un rosado intenso y delicioso.
Ese mismo rosado que más tarde me deleitará al mirarme
frente al espejo
Muchas gracias por haber puesto ahi un enlace para nuestro blog! Me ha permitido de hacer lo mismo en rose-violette.
ResponderEliminar(Y perdoname para mi espanol vacilante: no ha praticado despues muchos anos, y mi teclado no conozce los acentos)
Constance
Tout au contraire. Merci a vous, Constance et Simon
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